Al finalizar una de las épocas de más actividad empresarial dentro de la hostelería, como es el verano, actividad que apenas nos permite tiempo de reflexión, análisis, ni mejoras, solemos dejarnos llevar por la rutina otoñal hasta las temidas y deseadas navidades con su bien recibida locura consumista, con almuerzos o cenas de empresa, y reuniones de amigos y familiares.

Este impás en la actividad, para ser eludido y mitigado de la manera más influyente, debe contar con el mantenimiento o implantación de ciertas estrategias encaminadas a mantener el interés de los clientes por nuestra empresa, creando expectativas y recordándoselas, como base de la máxima “lo que no se conoce no se desea” por lo que también tendremos que ir dando dosis de información y recuerdos para que no nos olviden.

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Debemos reflexionar, analizar y buscar la mejora.

Llegado este momento alguien podría argumentar que esto es obvio. Sin lugar a dudas, sí. Tiene usted razón, pero la realidad difiere:

  • ¿Quién recuerda ahora los problemas o las carencias acontecidas?
  • ¿Cómo se va a prevenir que no vuelva a ocurrir?
  •  Pocos cambian su oferta, su carta de Restaurante.
  • ¿Se crean y comunican actividades, descuentos u ofertas para potenciar la asistencia entre semana?  (Días  especiales, menús conmemorativos,  celebraciones, jornadas, ofertas, etc.)
  • En la mayoría de las empresas, el personal, nuestro mejor aliado, sigue sin tener refuerzos profesionales, en muchos casos continúan sin ser consultados, sin formación, sin motivación y sin reconocimientos.
  • Cuando se tiene intención de incorporar a alguien a nuestro equipo, ¿tiene algún tipo de seguimiento o formación previa, o como siempre "esperemos a ver"?

La diferenciación y no ofrecer lo mismo es primordial para mantener el interés para esto es necesario:

Conocimiento para formar, planificación para realizar y realizar para que se cumpla lo deseado. No se trata de teorías, pero no hay dudas de esta afirmación:"Para que ande el carro hay que engrasarlo”