Ursula Von der Leyen ha visitado recientemente España para anunciar que "primará la conexión de gas entre España, Portugal y Francia". Esto es debido a que España es el país con mayor capacidad de regasificación de Europa tras el abandono en los años 90 de la energía nuclear por parte de nuestro país.

Von der Leyen planea que este gas servido por España sirva para paliar la dependencia del norte de Europa del gas ruso.

Es el momento de aprovechar esta inversión y esfuerzo realizado por España en buques y plantas de gas para recordar especialmente a Alemania su actitud durante la crisis económica anterior y utilizar esta herramienta negociadora del gas para obtener contrapartidas, entre otros, en el sector turístico.
 

Tras la crisis de 2008, Europa exigió austeridad a España

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España debería decirle a Alemania que si ha estado derrochando energía en el pasado y no han sabido gestionar su modelo energético, ahora es el momento de aplicar la austeridad y acabar con la fiesta de consumo de gas por parte de la industria alemana. Deben adaptarse a sus posibilidades reales porque, si España envía gas, estaría animando a que Alemania incurriera en comportamientos de riesgo energético.

Dicho lo cual, si se pretende que se compartan las infraestructuras españolas, la solidaridad debe producirse en los dos sentidos y las contrapartidas deben ser proporcionales.
 


 

Es ahí donde el sector turístico español (y portugués) tienen la oportunidad de negociar, entre otras cosas, las tasas a las emisiones del transporte aéreo, las inversiones en formación profesional turística, idiomas y otras medidas de ámbito europeo que puedan beneficiar a nuestro país.

 

*Juan Fernando Suárez Díaz es técnico de promoción turística