En los últimos dos meses hay una objetiva falta de trabajadores en nuestro sector, tanto en España como en otros países europeos y Reino Unido, que están llevando a la extrema necesidad de reducir los servicios ofrecidos para poder prestarlos con las mínimas condiciones de calidad. 

Vemos aeropuertos con caos en la logística y compañías que cancelan vuelos por la falta de mano de obra. En Reino Unido lo achacan al Brexit, algo que debería ser poco razonable con una tasa de desempleo del 4%. 

Pero no miremos la paja en el ojo ajeno con Reino Unido, que nosotros estamos con un panorama aún peor: en el sector turismo y concretamente en hostelería vacacional, tenemos una oferta de trabajo que no podemos cubrir. Hoteles que no pueden abrir todas sus instalaciones, bares y restaurantes que reducen sus horarios por la imposibilidad de poder completar sus plantillas. 
 

hosteleria

 

¿Cómo es esto posible en un país con una tasa del desempleo del 13%, de 3.000.000 de personas inscritas como demandantes de empleo?. 

Por un lado, y sin profundizar en ello, quiero anotar, sin reseñar el porcentaje porque lo desconozco, la parte de ese grupo que está desempleada y no quiere trabajar, por la comodidad de recibir una prestación sin hacer literalmente nada. Existe y todos conocemos casos.

Pero más importante es el alto porcentaje de personas que sí desean trabajar y no se acercan al turismo. Hay dos principales razones para este punto:  

  1. La imagen de esclavitud  
  2. Falta de alojamiento

Imagen de esclavitud:
 

Sí, seamos conscientes de ello. Esta imagen es la que, desafortunadamente, más destaca en medios de comunicación y redes sociales y llega a los potenciales nuevos trabajadores de nuestro sector. Pero, ¿es verdad?. No, y 990 veces no. ¿Por qué no digo "1.000 veces no" como apunta el refrán? Porque desafortunadamente esos 10 casos son los que venden lectores y hay que airear para crear controversia y discusión.

La mayoría de nuestro sector cumple completa y legalmente con los convenios colectivos. Un camarero, por ejemplo, cobra de media en torno a 14 pagas de 1.300 € brutos al mes con 40 horas de trabajo semanales. A ello se le suma 30 días vacaciones, más los festivos, que no cierra el establecimiento y hay que trabajar, y libres devengados por esos festivos, al menos 18 días más. Lo conocemos como 48 días de vacaciones. Además, es un convenio sin diferencia por género. Una igualdad total y absoluta entre el hombre y la mujer. 

Esto no se comenta, porque parecería un trabajo digno, pero si vemos que el “chiringuito Pepe” o el “hotel Manolo” ilegalmente mantiene trabajando a sus trabajadores 10 horas diarias y, con agravante del caso, le siguen pagando únicamente las 8 horas, hay que ponerle el altavoz para que todo el mundo se entere de que en turismo los empresarios son unos tiranos

Justo esta mañana he leído por casualidad, porque me ha saltado en “noticias destacadas”, el artículo de un periódico nacional con el título “Nos ven como esclavos: así es ser camarero en las ciudades más turísticas de España en verano”. Esto vende: yo lo leo, y me echo las manos a la cabeza por tal barbarie de artículo, pero peor es que lo leen los potenciales trabajadores a los que muestran una imagen de nuestro sector como el infierno, y se lo creen.  

¿Que de los cientos de miles de empresarios turísticos que hay en España puede haber un puñado de tiranos? Sí, seguro que sí, y lo anoto anteriormente. ¿Todos son malos? “No, y 990 no”. Dejo un margen de 10 sobre 1.000. Esto es un 1%. Por favor, medios de comunicación, influyentes y sindicatos, vayan a por ese 1% no pongan “nombre ficticio”, digan su nombre real y denúncienlo en inspección de trabajo. Pero destaquen el buen hacer del otro 99%, bajo el paraguas del convenio, que es un trabajo muy digno y bien remunerado
 

Chefs

 

Falta de alojamiento:
 

Un problema adicional que se plantea es la falta de alojamiento para aquellas personas que sí quisieran incorporarse a un puesto de trabajo en hostería, pero residen en otra zona. Incluso, como puede ser en Lanzarote, que es una isla relativamente pequeña, el altísimo coste del carburante mermaría fuertemente la capacidad de ahorro del trabajador que tiene que desplazarse a otra ciudad para realizar su servicio. O personas que sí desearían desplazarse desde otras zonas sin trabajo a las que ofrecen un puesto en hostelería, pero no encuentran alojamiento.   

Esto sí lo veo como un problema actual, en el que la solución, desde mi punto de vista, radica en todos los gobiernos: municipal, insular, regional y nacional. Por ley, en mi zona, solo se permite la construcción de pareados o villas enfocados a un público residencial de alto poder adquisitivo, cuando hay una fortísima demanda estructural de una vivienda pequeña, sencilla, económica y de alquiler. Esto es, pisos de uno a tres dormitorios que no existen y no se pueden construir.  

Yo aquí veo dos soluciones:

  • Actualicemos la ley a las necesidades reales de vivienda en cada zona. Empecemos ya, porque esto puede tardar años, y vamos tarde. 
  • Mientras se desarrolla en punto anterior, enfocar las "ayudas vivienda" a las personas o familias que se trasladen por motivos de trabajo. Ayudas directas para el pago de un alquiler también medianamente controlado, que no por recibir esa ayuda el trabajador desplazado y aumentar con ello la demanda de vivienda, suban los precios. También es una opción posible desde la AEAT (Agencia Tributaria) revisar los históricos de ingresos por alquiler y penalizar, bajo ley, a los que se quieran aprovechar de esta ayuda. 

Ayudemos a los que quieren trabajar, actuando contra aquel mínimo porcentaje que no cumple el convenio, y facilitándoles el acceso a una vivienda digna y privada que no minimice su capacidad de ahorro.  


 

Para finalizar, hemos de promover la realidad de nuestro trabajo: no solo es un trabajo digno, sino que realizamos un servicio a la sociedad. En serio, contribuimos a relajar a personas que llevan una vida estresada, a recargar nuestra energía, a unir a familias que, quizá, por circunstancias laborales, poco se ven durante el día, a crear y compartir momentos y recuerdos felices que nos van a acompañar toda la vida. 

Nosotros, trabajadores de turismo, hemos de trabajar con empatía, ya que fácilmente podemos vernos como clientes en nuestros momentos de ocio. Sirvamos con el mismo cariño y profesionalidad con la que nos gustaría que nos sirvieran

Y sí, es cierto que alguna vez te encuentras con ese cliente maleducado. Como le digo a mi equipo: "Son 4 u 8 personas de 700, que representan el 1%. A ese 1% que lo atienda el jefe, o el jefe del jefe, y si tenemos que ponerlo en su sitio, ya lo haremos. Centraos en dar el mejor servicio posible a ese 99% de personas maravillosas que realmente merecen disfrutar del café, de la cerveza, de la comida o de las vacaciones en general".

Para cerrar, quisiera reseñar y aconsejaros ver un vídeo del año 2014 del que estoy enamorado y representa perfectamente mi punto de vista de la labor social que los trabajadores de turismo realizamos. También nos ayuda a entender a los clientes que llegan tensos al primer día de vacaciones y quizá enfadados. Buscadlo: “Simon the ogre”. La versión de 2 minutos.  

 

*José Ángel Vázquez Romero, director del Hotel H10 Timanfaya Palace (Lanzarote), director del área de Alojamientos Turísticos del Colegio Profesional de Turismo y docente en el MBA Turismo del Instituto Canario de Turismo.