Unos habrán elegido su lugar de residencia para descansar, otros quizá, alguna isla, o la casa de los abuelos, mientras que un buen número habrá ido a algún país europeo con sus ciudades bullendo de turistas ávidos por evadirse y disfrutar.

Algunos, menos, habrán cambiado de continente, pero todos, todos, comparten las tremendas ganas acumuladas por viajar, con sorprendente independencia de la salud de sus cuentas corrientes.

La explosión de ganas de viajar ha superado la explosión de los precios de toda la cadena de valor (especialmente vuelos y hoteles), ha superado también la devaluación de nuestros dineros y la merma de nuestros ahorros dada la inflación acumulada que llevamos soportando. 

¿Conclusión? 2023 va a ser un año de récords… pero, ¿eso es bueno?, ¿es importante?, es siquiera, ¿deseable?

Centrándonos en Canarias, las respuestas yo creo que son necesariamente que sí. 

Ahora bien, hay que matizar. 

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