Unos habrán elegido su lugar de residencia para descansar, otros quizá, alguna isla, o la casa de los abuelos, mientras que un buen número habrá ido a algún país europeo con sus ciudades bullendo de turistas ávidos por evadirse y disfrutar.

Algunos, menos, habrán cambiado de continente, pero todos, todos, comparten las tremendas ganas acumuladas por viajar, con sorprendente independencia de la salud de sus cuentas corrientes.

La explosión de ganas de viajar ha superado la explosión de los precios de toda la cadena de valor (especialmente vuelos y hoteles), ha superado también la devaluación de nuestros dineros y la merma de nuestros ahorros dada la inflación acumulada que llevamos soportando. 

¿Conclusión? 2023 va a ser un año de récords… pero, ¿eso es bueno?, ¿es importante?, es siquiera, ¿deseable?

Centrándonos en Canarias, las respuestas yo creo que son necesariamente que sí. 

Ahora bien, hay que matizar. 

Yo diría que el eterno debate de si cantidad o calidad, de si más o mejor, está básicamente claro y, siempre en la teoría, hay un gran consenso al respecto. Otra cosa es cómo se alcanza una ecuación tan simple y tan compleja a la vez.

Canarias es un destino, a día de hoy, preso del volumen. Es lo que hay, tenemos una planta alojativa y una oferta comercial, de restauración y ocio, muy extensa y enormemente variada en cuanto a categorías y precios, atrayendo, por tanto, muchas tipologías de clientes en relación con sus gustos, nacionalidades y poder adquisitivo. 

Hay islas como Tenerife que han evolucionado progresivamente a una hotelería de mayor calidad, de mayores servicios y de precios más elevados, cuestiones estas, realmente necesarias en aras a ese cambio de modelo del que tanto se habla. Sin duda, es más lo que queda por hacer que los avances realizados.

 Y con relación al futuro que podamos tener por delante, asistimos a la paralización de proyectos espectaculares, que coinciden con la mejor versión de la hotelería a la que podemos aspirar, así como a la ralentización de otros, por la inseguridad jurídica que se percibe en el ambiente. No son buenos momentos para la proyección de nuevos complejos alojativos, por estupendos que sean y valor que aporten en favor de ese ansiado turista que todos buscamos. 

Y para los que tienen una visión tan romántica como inviable, se me antoja difícil dinamitar la mitad de la planta alojativa canaria y sustituirla por magníficos resorts, con la mitad de camas que los anteriores, el doble de categoría, el doble de empleos y mejor pagados y una integración en el territorio y en la sostenibilidad ejemplares. Es tan deseable como ilusorio. 

Por eso es tan importante tener los pies en el suelo, porque no hay buen viento para quien no conoce su rumbo.

En este inicio de legislatura en España, Canarias y Tenerife, tendremos que comprobar la claridad, el rumbo y la ambición de los objetivos de las distintas administraciones con competencias en turismo y será estos próximos meses en que podremos olfatear cuál es el proyecto de economía turística que se nos presenta, eso sí, espero que con profundo consenso con el sector privado, a la par, que observamos muchas voces que se alzan en contra del turismo, en contra del incremento poblacional, en contra el crecimiento, contra el cemento. 

Olvidamos a una velocidad de vértigo el cero turístico que sufrieron las islas durante el COVID, pero es que ese cero, esa parálisis que vivimos atónitos en directo, es prima hermana de un eventual deterioro en el sector turístico, simplemente, porque nuestra economía necesita como el comer que la cosa marche, no hay otra... bueno, si hay otra, actuar para evolucionar hacia un modelo que sea más respetuoso con nuestro frágil archipiélago, favoreciendo el progreso y el proceso hacia un destino y una hotelería de mayor categoría, de mayores servicios, de muchos mejores precios y, por tanto, de “mejores” clientes. 

Así pues, el debate está servido. Solo falta que no tardemos una vida en aclararnos que queremos.

 

*Artículo publicado en Cajasietecontunegocio.comAlberto Bernabé, asesor turístico y Senior Advisor en PwC España.