La pasada semana, el senado de Estados Unidos aprobó la Omnibus Travel and Tourism Act, una ley mediante la que se crea una agencia gubernamental dedicada al sector y que permitirá designar a un Subsecretario de Viajes y Turismo —cargo equivalente al secretario de Estado en España—.

Hasta ahora, el país norteamericano era el único miembro del G20 sin ningún alto cargo gubernamental dedicado a la industria de los viajes. Todo pese a ser el tercer mayor receptor de turistas del mundo (79,2 millones de visitantes internacionales en 2019) y el primero en lo que a gasto turístico se refiere. 

Geoff Freeman, presidente de la U.S. Travel Association—organización sin ánimo de lucro que aglutina a representantes de toda la cadena de valor turística—, ha celebrado la nueva ley aseverando que “es una enorme victoria para los viajeros, la industria de viajes y la economía de Estados Unidos”.


Freeman ha recalcado que la creación de un alto funcionario federal enfocado en los viajes era una demanda que el sector exigía llevaba exigiendo desde hace décadas y cree que la figura será clave “para reducir los tiempos de espera de las visas de visitantes, modernizar los controles de seguridad y aprovechar las nuevas tecnologías para que los viajes sean más fluidos y seguros”. 

Esta mejora en la coordinación puede ser clave para arrebatar a países como Francia o España el podio turístico mundial.



El G20 es un foro de cooperación económica internacional que integra a las economías avanzadas y emergentes más importantes del mundo. En él están representados Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, España (invitado permanente), Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, así como la Unión Europea.