En el corazón de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria se ubica el Museo Canario, una institución en la que se expone y preserva una gran colección sobre la historia de todo el Archipiélago. Para dar cabida a un creciente catálogo se planteó a principios de los 2000 un proyecto de ampliación de sus instalaciones que, tras años paralizado, ahora se retoma despertando nuevamente la opinión de expertos y ciudadanos.
La ambiciosa propuesta, que intenta unificar seis edificios de una misma manzana, ha recibido numerosas críticas vertidas contra la destrucción de bienes históricos y contra un diseño que rompe la estética de un barrio histórico que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
“Solo pido que dejen de romper la armonía del paisaje urbano”
De la mano del reavivamiento de la reforma —que mantendrá el proyecto de 2002 simplemente con modificaciones en las fases de intervención— se ha encendido el debate sobre cómo encaja el diseño en un entorno histórico y emblemático como el barrio de Vegueta, donde cada intervención estética es mirada con lupa.
La ampliación del Museo Canario fusiona la arquitectura industrial con la tradicional casa ilegal canaria sin encalar. pic.twitter.com/Ctu0Tp9esj
— Gran Canaria Times🇮🇨 (@GranCTimes) October 3, 2023
Con más o menos sorna, los ciudadanos expresaron su descontento y lamentan que partes de las fachadas propuestas no encajan en el entorno. “Destruyamos la arquitectura tradicional que siempre queda moderno”, lamentan algunos usuarios, mientras que otros exigen que se deje de “romper la armonía del paisaje urbano del casco histórico con decoraciones y arquitecturas que muchas veces buscan solo el protagonismo de sus autores”. Pero el mayor blanco de chanzas y protestas es, hasta el momento, el edificio que ahora ocupa el lugar donde se ubicaba el Colegio Viera y Clavijo. El nuevo edificio ha sido rebautizado como “mamotreto”.

Ampliación Museo Canario | Foto: Tourinews
"Lo vendimos con la idea de que se iba a mantener bien"
Sus anteriores propietarios, la familia Melián, también muestra su decepción con el destino que sufrió un inmueble que "más allá de su valor arquitectónico, guardaba mucha historia". “Lo vendimos pensando que nunca se iba a destruir, porque el edificio tenía una historia; si llegamos a saber que lo tirarían, no vendemos”, explican a Tourinews.
Si hay una institución que debería proteger el patrimonio arquitectónico e histórico, esa es el Museo Canario"
"Lo vendimos al museo con la idea de que se iba a mantener bien. En el proyecto que nos presentaron, quitaban tabiques, nuestro edificio se unía con el actual museo y se adaptaba todo. Se podría haber hecho muchas cosas con ese edificio, haberlo vaciado por dentro y dejar la fachada, pero se cubrieron de gloria con el proyecto. ¡Vaya una intervención en un entorno protegido como Vegueta!", afirman.
Defienden que, si bien el colegio Viera y Clavijo estaba deteriorado, su estado no era ruinoso y que guardaba en sus paredes tesoros como ilustraciones hechas por Néstor Martín-Fernández de la Torre. A ello se suma la dilatada historia que aconteció en su interior, destacando dos aspectos clave:
- Fue la vivienda de Luis y Agustín Millares Pozo —autores de importantes obras en el siglo XIX—, quienes organizaban tertulias que convirtieron la vivienda en el epicentro cultural de Las Palmas de Gran Canaria. Albergaba un teatrillo en el que se representaban obras, se tocaba música o figuras icónicas del modernismo canario como Tomás Morales, Alonso Quesada o Saulo Torón recitaron poesía en él. Miguel de Unamuno también fue un asiduo, estrenando en ella su obra La Venda.
- Fue sede del Cabildo Insular de Gran Canaria durante una temporada.
“Pienso que la gente que tenía que haber defendido que ese edificio no se tirara fueron los que, en parte, lo tiraron. Si hay una institución que debería proteger el patrimonio arquitectónico e histórico, esa es el Museo Canario", concluyen.
El origen de la polémica
El Museo Canario nació en 1879, pero no tomó raíces en su actual sede —la casa de su fundador, el Doctor Gregorio Chil— hasta 1923. Con el paso de los años, fue ganando popularidad y engrosó tanto el número de visitantes como el de piezas de su colección, lo que despertó el interés de ampliar las instalaciones mediante la anexión de los inmuebles colindantes —seis fincas en la manzana circundada por las calles Dr. Chil, Luis Millares, López Botas y Dr. Vernau— “adquiridos en los últimos años por diversas vías”.

Exposición del Museo Canario | Foto: Turismo Islas Canarias
El proyecto vencedor
La concreción de la idea de unificar todos los inmuebles llegó en 2002, cuando se convocó un concurso en el que participaron 59 estudios de arquitectura. En dicho concurso, que contó con el patrocinio del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y la colaboración de la Demarcación de Gran Canaria del Colegio de Arquitectos de Canarias, se impuso la propuesta del estudio madrileño Nieto Sobejano.
Su propuesta es crear un gran puzle, manteniendo los edificios separados unos de otros e “independizar las nuevas edificaciones de las antiguas fachadas”, creando espacios abiertos, incluido un gran patio central que actúa como distribuidor. Así, de cara al exterior, se mantendrán solo aquellas fachadas protegidas, mientras que la nueva “piel” interior del museo será el hormigón blanco.

Imagen del proyecto | Fuente: Estudio Nieto Sobejano
El resultado, según explica el propio Museo Canario en su web, sería una superficie construida de 10.300 metros cuadrados: 5.360 al servicio del público (3.000 de ellos dedicados a salas expositivas) y 4.940 serán de uso interno (2.130 de los cuales para almacenes y depósitos).
Unas obras inacabadas
Con todo ello en mente, en 2002, se propuso la demolición de la casa contigua a la del doctor Chil (actual recepción) y del antiguo colegio Viera y Clavijo, que no estaban protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC). También se planificó la rehabilitación de la casa del Doctor Chil y el vaciado de otros tres inmuebles manteniendo sus fachadas, diseñadas por el arquitecto Laureano Arroyo y protegidas según el catálogo arquitectónico Volumen IV y el catálogo arquitectónico Volumen VI, elaborado por la Consejería de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.
La primera intervención se inició en 2008, con la demolición del Colegio Viera y Clavijo, previa autorización de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria. El histórico inmueble dio paso a lo que hoy es conocido popularmente como “el edificio de hormigón”, cuyas obras quedaron inconclusas por falta de financiación en 2012, fecha desde la que permanece cerrado.
Se retoma el proyecto trece años después
Tras dimes y diretes entre instituciones y administraciones implicadas, y con las obras a medio hacer, la propuesta de solución llegó el pasado mes de diciembre, de la mano del Cabildo de Gran Canaria. La institución insular se comprometió a dar un impulso económico de 8 millones de euros para completar las obras de mejora y ampliación del museo: 4 millones a través de la compra del antiguo hogar infantil Santa Rosalía en Telde— que pertenecía al Museo y otros 4 millones en forma de subvención plurianual (uno en 2024 y otras dos partidas más de 1,5 millones en 2025 y 2026).