ALA (Asociación de Líneas Aéreas) está integrada por más de 60 compañías aéreas, nacionales e internacionales, siendo la referencia del sector en España y líder por tráfico aéreo, con un 85% del total. En 2019 operaron más de 1,2 millones de despegues y aterrizajes, superando los 500 millones de toneladas de mercancías transportadas y “más de 270 millones de pasajeros en los aeropuertos de la red de AENA”, señala en una entrevista a Tourinews, Carolina Herrero, su directora de Comunicación y Relaciones Institucionales.
No obstante, estas cifras no se alcanzarán en 2020: “Las estimaciones de IATA [Asociación Internacional de Transporte Aéreo] para 2020 son que el tráfico aéreo cayó un 67%, lo que supone perder 180 millones de pasajeros. Si lo traducimos en cifras económicas de impacto en el sector aéreo, es una pérdida de 15 mil millones en ingresos, cerca del 5% del PIB y un millón de puestos de trabajo en riesgo, no solo directos del sector aéreo, también inducidos e indirectos”, lamenta la ejecutiva. Solo en tasas por aparcar las aeronaves, las compañías pagan “siete millones de euros mensuales”, indica. Aun en pandemia con restricciones de movilidad. “En algunos países se suspendió esa tasa mientras los aviones no estuvieses operando; en AENA tan solo se postergó el cobro, no se eliminó”, señala.
Pregunta (P): ALA nació en 1942, ¿cuál es su situación actual?
Respuesta (R): Actualmente tiene 62 miembros —hace poco se incorporó una nueva compañía aérea, Ryanair—, y representa el 85% del volumen de tráfico que se mueve en España. Todos los modelos de negocio están acogidos en esta asociación. Es la voz referente de sector en España.
P: Los miembros movieron 230 millones de viajeros en el 2019, lo que supone el 85% del tráfico aéreo en España.
R: Para ser exactos 270 millones en 2019, ahí se batió un récord. Ya veníamos también de un récord el año previo, pero se superó. Las estimaciones de IATA para 2020 son que el tráfico aéreo cayó un 67%, lo que supone perder 180 millones de pasajeros. Si lo traducimos en cifras económicas de impacto en el sector aéreo, eso supondría una pérdida de 15.000 millones en ingresos, lo que supone cerca del 5% del PIB y poner un millón de puestos de trabajo en riesgo, no solo directos del sector aéreo, sino también inducidos e indirectos.
P: Las líneas aéreas en los últimos años han tenido que demostrar una gran capacidad de adaptación. Hablamos de un octubre de 2018 con el primer accidente en la historia de un Boeing B737 MAX. Luego hubo otro, se pararon todos los boeing de ese modelo y, en 2020, un año después, llega la pandemia y se detienen los demás. ¿Qué supone para el sector aéreo enfrentarse constantemente a estos impactos?
R: El sector aéreo tiene una capacidad de readaptación enorme para gestionar las situaciones de crisis. Nosotros, por ejemplo, que vivimos desde marzo con el primer estado de alarma, con una caída del tráfico aéreo del 95%, solo operaban principalmente de repatriación y carga de materia sanitario. Pasamos de prácticamente la nada —con la mayoría, si no toda, la flota en tierra— a de repente empezar a operar, y alzamos el vuelo muy rápidamente. Tenemos esa capacidad de readaptación y operar con fuerzas, pero las medidas externas fueron las que no nos permitieron reactivar como quisiéramos.
P: Tanto touroperadores como agentes turísticos, en general, han echado de menos una unificación de criterios de viaje en Europa. ¿Ese ha sido uno de los principales obstáculos?
R: Totalmente, nosotros hemos pedido uniformidad, medidas armonizadas, coordinación. Lo vemos por ejemplo en España, donde cada comunidad autónoma adopta medidas distintas y eso le resta al viajero todo tipo de certidumbre, incluso frena su viaje. Pongamos por caso de los test o las restricciones. Cada país puede establecer las restricciones a la movilidad, establecer o no una cuarentena, exigir un tipo de test u otro... Nosotros venimos diciendo que la solución ha de ser global, o por lo menos en el marco de la Unión Europea, que se hubiese establecido un criterio homogéneo para dar certidumbre al pasajero. Desde el 23 de noviembre se exige un PCR negativo para entrar en España desde países de alto riesgo, nosotros lo que pedimos es una solución que sea asequible, rápida y homogénea, al menos en toda Europa, para agilizar y favorecer esa conectividad aérea que es ahora tan necesaria, porque solo así habrá recuperación económica, primando siempre la seguridad, nuestro pilar fundamental. Pero estamos encontrado que, en muchas ocasiones, el precio del PCR es más elevado que el del billete, y hay casos incluso en los que triplica su precio. Si nos ponemos en el caso una familia de cuatro miembros que quieren venir a España, tienen que pagar cuatro PCR por entre 100 y 200 euros y eso les frena.
P: ¿Qué otros factores harían falta para que las aerolíneas, por un lado sobrevivan y, por otro lado “despeguen” desde punta de vista financiero?
R: Lo has dicho casi en la pregunta. Necesitamos ayudas económicas para el sector aéreo. Por ejemplo, los créditos ICO tienen un aval de 70% del Estado y lo que hemos venido pidiendo es que ese aval sea del 90%. La actividad ha caído en picado, la demanda de pasajeros se ha desplomado, pero tenemos unos costes fijos que se mantienen con unos ingresos que han caído de forma estrepitosa. Tenemos que reducir esos costes y necesitamos liquidez para seguir en el día a día. La recuperación será lenta, pero esperamos que la reactivación se empiece a ver en Semana Santa. Es la previsión que manejamos, pero la recuperación no será hasta 2023 o 2024, según prevén instituciones como la IATA, o incluso la ACI, que es la Asociación de Aeropuertos a nivel Internacional. Ahora estamos en una fase de supervivencia. Es necesario que el Gobierno dé respuesta a las necesidades económicas de las compañías. Se necesitan incentivos como una rebaja de las tarifas aeroportuarias, para así poder ofrecer precios más competitivos, unas tarifas más asequibles para que el pasajero se anime a viajar. Hemos tenido una respuesta de AENA, que ha decidido bajar las tasas de aterrizaje, lo cual agradecemos, pero consideramos que no es suficiente. Lo que se requiere ahora son medidas más ambiciosas, más decididas, y creemos que eso pasa por una reducción más amplia de las tasas aeroportuarias, como por ejemplo la tasa de pasajero, que tiene un traslado sobre el billete para poder bajarlos, competir y ofrecer, en definitiva, precios más competitivos que animen a los pasajeros, a esa demanda que está totalmente apagada.
P: Ha tocado un punto que se nombra mucho, la tasa aeroportuaria de Aena. Si dijeran tasa cero, ¿eso ayudaría o sería simbólico?
R: Ayudaría, sí. El porcentaje puede rondar alrededor del 25% del precio del billete y, es más, la demanda de pasajeros en el verano cayó un 80%, en septiembre cayó un 80% y en octubre un 80%. Es decir, que en este periodo de tiempo solo ha volado uno de cada cinco pasajeros que volaban en 2019 en el mismo período. Necesitamos animar esa demanda. ¿Cómo se anima? Pues con precios competitivos. El peso de las tarifas aéreas ahora se nota más, porque lo que es el precio de billete puro, es muy bajo. Con esa tasa aeroportuaria se eleva y se nota más. Y según el modelo de negocio, puede rondar entre el 15 y el 25%. La bajada de esas tarifas, por supuesto, se notaría y ahora es el momento.
P: Antes hablaba de créditos puente para llegar hasta la recuperación. Si no los hubiera, ¿quién sobrevivirá?
R: Sobreviviría el que tenga más capacidad de adaptación, pero no solo las compañías aéreas, sino la sociedad en general. Cualquier modelo de negocio tiene que tener capacidad de adaptación y al final tendrá más posibilidad de seguir adelante el se amolde a los nuevos tiempos.
P: Hay aerolíneas de bandera de cada país, por ejemplo, Lufthansa o Alitalia, que están recibiendo apoyo por parte del gobierno. ¿Se les ayuda por su carácter simbólico o por mantener la capacidad aérea y las rutas?
R: Las soluciones que han adoptado los gobiernos han sido distintas. También hemos echado en falta un paso más decidido por parte del Gobierno de España, que ha tardado un poco más en reaccionar. En algunos países han optado por el rescate principalmente de sus compañías de bandera. Nos habría gustado una acción de apoyo al sector, que hubiese habido un modelo de ayudas único por parte de la Unión Europea. Desde el Gobierno se están dando pasos, ayudas, pero tímidas. Hablando de las tarifas aeroportuarias, en España durante el estado de alarma, las aerolíneas tuvieron que aparcar la flota, dejarla en tierra porque no se podía operar por las decisiones de los gobiernos, por las restricciones para evitar la transmisión del virus, y esa tasa, ese aparcamiento en un aeropuerto cuesta un dinero. Nosotros lo que pedimos fue que se suspenda esa tasa, por lo menos, durante el periodo de la pandemia, porque no estás operando y, sin embargo, tienes unos costes fijos que son muchos, tienes cero ingresos y tienes que pagar por aparcar. Pues la respuesta de AENA en este caso fue postergar el cobro de esa tasa, no eliminarlo. En otros países se eliminó durante el verano, por ejemplo, en el aeropuerto de Ámsterdam, Londres y muchos otros. Si AENA no tiene una situación económica tan boyante como antes, lo puede sufragar el Estado. Son 7 millones de euros mensuales y ahora, cuando todavía no nos hemos reactivado, hemos tenido que empezar a pagar esos préstamos que hemos solicitado, sus intereses y el principal. Y ambién esas tasas, como la del aparcamiento, que se han postergado.
P: ¿Qué le piden desde el sector a este recién comenzado 2021?
R: Recuperar la normalidad, lo que significaría que la gente que está bien, con salud, podamos volver a viajar con un turismo seguro. Pero como sabemos que para eso va a quedar un tiempo, pedimos más vacunas en cuya distribución tendremos mucho que decir las compañías aéreas, pues para eso se requiere conectividad, y lo que pedimos es que se eliminen las restricciones y las cuarentenas. Un informe de EASA —organismo europeo responsable de garantizar y regularizar la seguridad aérea— y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, concluía, tras un estudio, que el sistema de test sistemáticos y las cuarentenas no son eficaces para evitar el Covid-19, tal y como tenemos la evolución epidemiológica actual. Pediría test rápidos y baratos para todos, que con esos test se reabriesen las fronteras de forma segura, y pediría acceso para seguir volando, para conocer diferentes culturas, oír diferentes idiomas...
P: Ya ha nacido el concepto de turismo de venganza, de desquitarse del encierro quemando todos los puntos de vuelo.
R: Yo sería una de esas.