En psicología se han definido distintos tipos o modalidades de pensamientos como el estratégico, el sistémico, el creativo, el intuitivo, el lógico o crítico, entre otros. En este momento de transformación digital o nueva Revolución Industrial del siglo XXI, ¿estos pensamientos pueden ser asumidos por robots?, ¿se pueden digitalizar los procesos que estas modalidades de pensamiento conllevan?, ¿hasta que punto un robot podrá sustituir a una persona o sentir una emoción?

La transformación digital sin duda nos está llevando a una velocidad donde estos interrogantes, entre muchos otros, aún no tienen suficientes respuestas. Se invierten enormes esfuerzos, tanto en dinero como en horas, en crear robots y sistemas cada día más parecidos a los humanos y, curiosamente, cada día los humanos actuamos más como robots, estamos tan inmersos en el exterior que olvidamos lo esencial de nuestro interior como personas.

Tenemos claro, como compartí en mi artículo Cinco claves para disminuir la resistencia a la innovación tecnológica en tu hotel o negocio, que esta nueva era tecnológica es una gran oportunidad para innovar, mejorar nuestra productividad y la calidad de lo que ofrecemos, pero también trae consigo incertidumbre y resistencia al cambio, en parte por el miedo a ser sustituidos por robots o sistemas muy avanzados.

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¿Hasta que punto podrá una máquina o robots pensar y sentir?

La clave para asumir esta era es la capacidad de ser flexibles y resilientes para adaptarnos de forma exitosa a estos cambios que produce la transformación digital y sacarle el mayor provecho. Pero, ¿por qué produce tanto temor ser sustituidos por un robot?, ¿el robot será capaz de sentir emociones, tener imaginación, ser creativo, podrá planificar y establecer objetivos? Quizás se irá perfeccionando con el tiempo y quizás existan versiones cada vez más parecidas al humano.

En todo caso, lo que sabemos hoy es el mayor reto para afrontar la transformación digital, más allá de la innovación en tecnología que implica, es el manejo de las personas y el manejo del cambio. Esta transformación necesita también que sea asumida como parte de nuestra cultura organizacional, como un nuevo estilo de vida. Pero a pesar de que la tecnología nos permea cada día más en todo lo que hacemos, también existe una mayor necesidad por encontrarnos como seres humanos, de volver a nuestra esencia como personas. Nos seguimos relacionando y conectando y, a pesar de contar con procesos más automatizados, no se sustituyen nuestras emociones, nuestra capacidad de crear, el pensamiento creativo, la intuición, y la capacidad de poner en perspectiva nuestro futuro y planificar estratégicamente a dónde queremos llegar, cuáles son mis objetivos, cómo lo queremos lograr y qué necesitamos para lograrlo. En definitiva, de poner en práctica las distintas modalidades de pensamiento que tenemos como seres humanos.

En mi opinión, la preocupación no es qué va a sustituir el robot, sino cómo estamos educando a las nuevas generaciones y futuros profesionales sobre esta realidad. ¿La educación incluye suficientes herramientas para afrontar el reto de la transformación digital?  Hay que invitar a los jóvenes a desarrollar cada vez más su pensamiento creativo, su inteligencia emocional, su adaptación al cambio; incrementar su capacidad para desarrollar las herramientas necesarias para sentir, pensar y actuar desde su esencia como seres humanos; desarrollar sus capacidades para generar un mayor pensamiento crítico; incentivar para que encuentren su verdadera pasión en la vida, aquello que los haga actuar con convicción, certeza, motivación y emoción por lo que hacen o harán a futuro.

Esta reflexión también es válida para líderes a nivel organizacional. ¿Cómo están guiando a sus colaboradores a diferenciar el rol de la transformación digital y el rol humano? ¿Están aportando las herramientas para asumir los procesos de transformación digital bajo una perspectiva de crecimiento y de adaptación al cambio?

Organizaciones manejadas por personas con mayor inteligencia emocional versus personas robotizadas sin emoción ni pasión

Por el momento, podemos ocuparnos de lo que está a nuestro alcance, en nuestro entorno laboral, en la educación de nuestros hijos, en nuestra comunidad, replicando este mensaje: “La transformación digital es necesaria y cumple un rol, las personas también son necesarias y cumplen un rol primordial en nuestra existencia”.

No es negociable seguir actuando mecánicamente. Cualquiera que sea nuestro rol en la sociedad o en una organización, tenemos la oportunidad cada día de conectarnos con nuestra emoción y transmitirla en cada cosa que hagamos. Solo así podremos crear, innovar, hacer historia con una marca o empresa, vender experiencias y ser siempre recordados.

Si la transformación digital ya es parte de nuestro presente y futuro, entonces trabajemos en paralelo en crear conciencia para asumirla de forma natural y no perder la esencia que solo un humano puede conseguir y transmitir dentro de una organización o entorno; de transmitir calidez con su mirada y con su sonrisa, de discernir qué es bueno y qué es malo, de tomar decisiones, de planificar y establecer estrategias. La transformación digital y los robots, nos suman y nos agregan valor, pero no nos sustituye como personas.