El Ayuntamiento de Toledo se ha propuesto poner orden en el pandemónium de los grupos turísticos en la ciudad y para ello, ha elaborado la Ordenanza Municipal para la Regulación de la Actividad Turística y Convivencia Ciudadana, que incluye algunas medidas como la prohibición de megáfonos, altavoces, así como paraguas usados por guías turísticos.
La normativa, que está en fase de información pública y alegaciones hasta el 15 de septiembre, ha sido recibida con entusiasmo por los ciudadanos —que padecen los efectos de la masificación turística—, aunque no tanto por los guías turísticos, que si bien se muestran a favor de regular la actividad, reclaman una ordenanza justa y que no sea excluyente.
Menos grupos y adiós a los megáfonos
Además de prohibir el uso de megáfonos, la normativa pretende regular el uso de los espacios públicos, haciendo énfasis en determinadas zonas saturadas, como la calle Hombre de Palo, la plaza del Consistorio y el pasadizo de Balaguer; estableciendo un límite máximo de 30 en el número de personas por grupo. Consideran que se trata de un tamaño “más fácil de guiar” y con el que se evita saturar las calles.
Además, también se pretende reducir el número de trenes y autobuses turísticos, limitándolo el número de licencias a solo una por cada servicio.
Otra de las cuestiones importantes que recoge la ordenanza es la creación del Consejo de Turismo en la ciudad de Toledo, una vez que el Patronato municipal de turismo se extinga este mismo mes y quede integrado dentro del propio Ayuntamiento. Un órgano que servirá para “dar voz y cabida a todos aquellos que participan en la actividad turística de la ciudad”.
El concejal de Turismo, Vivienda y Relaciones con la UCLM, José Manuel Velasco, ha destacado la importancia de contar con una norma de este tipo en una ciudad que diariamente recibe miles de visitantes."Toledo estaba necesitada de tener una norma que de una u otra forma regulase la conciliación de la actividad turística con lo que es la vida diaria de los toledanos”.
Descontento de los guías
Los representantes de los guías turísticos independientes critican que no ha habido ningún tipo de diálogo con las instituciones y consideran discriminatorio que no les permitan usar los paraguas como punto de encuentro con los clientes. Creen que la normativa es especialmente agresiva con los proveedores de los free tours.
Por su parte, desde el colectivo de guías oficiales reclama que la medida de limitar el tamaño de los grupos no solo afecte a tres calles, sino que sea extensivo a toda la ciudad.




