Pepe Dámaso (Agaete, 1933) sigue trabajando en su casa del barrio costero de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria. En su “mansión del arte” me recibió para hablar de su vinculación personal con el turismo desde su más tierna infancia y de la simbiosis entre arte y turismo, de cómo la cultura enriquece y ofrece alternativas a un destino. 

También hubo tiempo para analizar cómo se pueden adaptar los establecimientos turísticos y los destinos al cambio que ha provocado el coronavirus en la mentalidad y las necesidades de los viajeros y cómo la utopía que solo puede ser concebida por los artistas, juega un papel fundamental.

Pregunta (P): Querido amigo, a nosotros nos unió el turismo, ¿lo recuerdas? 

Respuesta (R): Por supuesto, nos conocimos en Fitur [Feria Internacional de Turismo] y coincidimos en el aeropuerto. Recuerdo que me abordaste siendo joven, con aquella alegría de querer conocerme. Te vi entre atrevido y nervioso, al igual que yo cuando conocí a César Manrique y a otras personalidades. También nos une nuestra querida Cuba y la amistad con Eusebio Leal, el gran hombre del turismo, recientemente fallecido, a quien le dedico un homenaje con el recuerdo.

P: ¿Qué es turismo para ti? 

R: Para mí el significado del turismo es muy amplio, en la medida que lo entiendo como “el turismo que soy”— cuando viajo yo como hombre o artista— y “el turismo que es”. ¡Qué curioso! Si pienso en turismo, lo veo en mí. Lo veo cuando yo era niño en Agaete en los años 40, con 10 o 12 años y venían los primeros turistas ingleses buscando la salud. Íbamos los chiquitos porque nos daban alguna moneda y atraídos por el exotismo, lo extraño de no conocer el idioma, de ver su presencia… El turismo es la imagen del que viene a descubrir algo.

P: Naciste en Agaete, un municipio al noroeste de Gran Canaria que tiene puerto y montaña, y su paisaje se caracteriza por su frondosidad. También tenía un balneario. 

R: Un balneario de aguas medicinales ferrugientas [manantial de Los Berrazales]. Venía no solo el turismo de salud extranjero, sino el turismo burgués de todas las Islas. No había carretera pero venían al balneario que ya no está activo.

 

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Ignacio Moll, CEO de Tourinews en la entrevista a Pepe Dámaso | Foto: Tourinews©


P: Hablas de la influencia en ti de aquellos turistas, ¿qué crees que has aportado tú al turismo? 

R: No, yo no he aportado al turismo. Es complejo y me cuesta porque quiero ser humilde y honesto, como siempre he sido. Mi aportación al turismo ha podido ser como creador, como hombre de la cultura. Primero, al haber sido amigo durante 40 años de César Manrique, con el que conviví —no fuimos pareja— entregado de manera intuitiva al saber que estaba con un genio del turismo. César Manrique llevó a la práctica cosas que Néstor Martín-Fernández de la Torre vio pero no pudo llevar a cabo porque murió joven. Luego, en mis últimos años he ido evangelizando sobre la “tropicalidad”, porque creo en la insularidad y en el patrimonio excepcional que tiene Canarias: desde el Teide en Tenerife a las Dunas de Maspalomas, pasando por Agaete y sus “ramas” [celebración tradicional], El Hierro con sus salinas, La Palma con ese esplendor vegetal de la Caldera de Taburiente, también el Roque de los Muchachos, y hasta La Graciosa, que ya es isla y para la que me he atrevido a hacer un ángel.

P: Desde esa tropicalidad que aportas al turismo, ¿qué sugerirías a los que toman decisiones?

R: Los empresarios y sobre todo los políticos tendrían que vender primero el turismo al turista canario porque yo creo que, si no vendemos el turismo con el amor que se siente por algo nuestro, siempre venderemos algo que no nos gusta. Las Islas Canarias son una excepción por su latitud, su cultura, su clima y su identidad. Y una posibilidad de huir del virus, porque tenemos el mar por medio. Esto que hasta ahora han sido nuestros aspectos negativos como la lejanía, la periferia y el abandono, es ahora lo que nos preserva. Que vengan porque aquí está la salud y la belleza.


 

P: ¿Crees que los políticos deben confiar, tener más fe en la sensibilidad de los artistas?

R: Algo que me hace sentir molesto es que los políticos y empresarios no me han consultado a mí o a otros artistas, a otras gentes del pueblo que pueden saber qué es lo que necesitamos. Noto, sobre todo en los empresarios, que están viéndolas venir sin querer cambiar, sin ser utópicos, sin arriesgarse. Pienso que parte de la solución no está en cambiar, sino en arreglar lo que ya venía mal de antemano. Poco antes de que viniera el virus estuve en un hotel en Maspalomas, y al ver que yo era artista y que yo he colaborado en el desarrollo de hoteles con Manolo Peña —porque yo he colaborado mucho con la estética y el turismo—, me dijeron que había muchos hoteles que estaban obsoletos y que había que cambiar, ya había problemas que se han acentuado con la pandemia. No solo para el propietario de hoteles o de casas rurales, también los pueblos porque tienen que pensar en el turismo que viene, que también viene cambiado y renovado porque también se han enfrentado al virus. Esto ha sido mundial, ha sido global y ¿qué va a pedir el turista que viene? ¿Va a pedir lo mismo o viene buscando algo que le ha pedido el estar confinado? No nos encerremos en que el turismo va a seguir como era, no se agarre usted a cosas que encima venían mal como hoteles construidos a la orilla del mar con un concepto estético horroroso, con una masificación que echaba atrás a los turistas que optaban por islas mucho mejor conservadas. Ya nos comían los turistas, había un poco de turismofobia, no lo digo yo, lo dice la gente local que lo sufría. Sí al turismo, pero a plantearlo con un rigor. Sería interesante la utopía que tiene el artista y el creador, que es mucho más desprendido que el empresario y que el político.
 

Arte y turismo, sello de identidad de los destinos vacacionales | Foto: Pepe Dámaso con Ignacio Moll - Tourinews©
 Pepe Dámaso con Ignacio Moll - Tourinews ©

P: Me gustaría preguntarte por el consumo del arte, el disfrute del arte. Al igual que existe el consumo de alimentos de kilómetro 0, reduciendo la huella de carbono y permitiendo la simbiosis entre turismo y agricultura, ¿por qué en vez de llevar exposiciones a Berlín, no les hacemos consumir arte a los turistas que llegan a Canarias? 

R: Aquí he de ser positivo. El Cabildo de Gran Canaria, con ideologías distintas, ha creado una red de museos por toda la isla como los de Pérez Galdós, Antonio Padrón, León y Castillo, Cueva Pintada, Viera y Clavijo, Tomás Morales, etc. Como novedad, están interesados en comprar mi casa de Agaete para incluirla en esa red, eso me haría muy feliz antes de desaparecer de este mundo. El arte es otra posibilidad para el turismo que se explota poco, aunque la Casa de Colón y el Museo de Néstor son ya lugares muy visitados por el turismo. ¿Qué busca el turista que viene? Que no sea solo la playa o la gastronomía, que sea el alimento del espíritu, que nos conmueve y nos conforma para seguir. Aunque también hay que tener cuidado, el propio Museo del Louvre, en París, estaba harto de ver cómo los japoneses se hacían el selfie delante de la Gioconda y no veían ni el cuadro. Ahora, tras el confinamiento, la gente está encantada porque al cumplirse los protocolos, se puede contemplar bien la obra.

P: ¿Crees entonces que el turista sí desea consumir arte y cultura y estar en un entorno educado, formado, sensible?

P: ¿Para qué viajamos? Nos transportamos a otro lugar que vemos por primera vez y contemplamos la arquitectura, qué come el local, sus tradiciones, etc. Era triste ver el turismo masivo y barato, los metían en el hotel y apenas les enseñaban nada; ahí hay que ser muy crítico con los que gobiernan y los que venden el turismo.

P: ¿Les falta a los políticos sensibilidad y formación cultural en el arte? ¿Por qué piensan en el artista para un museo, pero no a la hora de participar en el desarrollo turístico? 

R: El político se acerca a la cultura sin ver los resortes, necesidades y posibilidades que tiene. La cultura es turismo y el turismo es cultura. No hay que tener complejos cuando España tiene el Prado, el Reino Sofía el Thyssen-Bornemisza, el Museo Guggenheim, a Málaga con una gran experiencia y potencia turística en museos. Ya está bien con jugarse el tipo sin consultar a quienes entienden. Pero eso está en todo, en cómo se gobierna el país y en cómo es el político, qué esperamos de él y adónde nos lleva.

P: Como tú dices, el turismo es el viaje y en el viaje tiene que haber una carga adicional más allá del tumbarse a contemplar el mar o tomar el sol...

R: El turismo es el gran viaje de nuestra vida, y yo soy el hombre universal y pienso en mis hermanos de todo el mundo, y en recibir con belleza al hombre que viene a visitarlo por primera vez.