En la actualidad, es bastante habitual oír hablar de los 'turistas prestados' que España recibe fruto de las tensiones geopolíticas de destinos competidores mediterráneos de gran relevancia como Turquía, Egipto o Túnez; sin embargo, nadie ha llegado aún a cuantificar realmente cómo se están modificando los flujos turísticos.

Desde 2010, las cifras turísticas de España han experimentado un crecimiento imparable. El número de viajeros ha aumentado un 30% y ha batido récords año tras año hasta alcanzar las cifras actuales: en los nueve primeros meses de 2016, 60,3 millones de turistas extranjeros visitaron el país, de los cuales 14,4 corresponden a turistas británicos, 9,3 millones fueron franceses y 8,9 alemanes, seguidos de los nórdicos con 3,86 millones, los italianos con 3,2 y los portugueses con 1,57 millones.  Cabe destacar el crecimiento del 6,9% del mercado estadounidense que aportó 1,5 millones de visitantes y el ruso, que incrementó en un 1,2% hasta los 842.646 viajeros. 

Ahora, BBVA research ha elaborado un informe en el que se cifra que entre el 30 y el 36% de este aumento en el número de visitantes extranjeros a España se debe a las tensiones mencionadas. 

Beneficios para España

Fuente BBVA Research

 

De enero a junio de 2016, las provincias que más recibieron turismo prestado de estas zonas en conflicto fueron Las Palmas (68,2%), Cádiz (67,8) y Baleares (63%). Seguidas por Barcelona (49,1) Santa Cruz de Tenerife (33), Castellón (27,90) y Tarragona (14,60).

Estos datos son positivos para el sector. Sin embargo, de cara al futuro a medio plazo estos destinos en conflicto podrían recuperar visitantes de manera gradual a medida que se estabilicen. Es por ello, que hoteleros como Kike Sarasola, presidente y fundador de Room Mate Hotels, han hecho una llamada a la renovación y la innovación para no perder a los millones de visitantes que han puesto la mirada en España al no poder acudir a sus destinos de preferencia.

Crisis en los destinos competidores

En Turquía, los atentados de grupos islamistas y de kurdos, el intento de golpe de estado del 15 de julio y la crisis diplomática con Rusia por los vuelos militares en sus fronteras han provocado caídas de hasta un 30% en el sector de los viajes. 

Túnez y Egipto, después de la la Primavera Árabe en 2010 y las tensiones políticas sucedidas en diversas partes de sus territorios, han visto como su turismo se ha reducido en más de un tercio. Las cancelaciones de las conexiones de diversas compañías europeas hacia Sharm el-Seij, en Egipto, tuvieron como consecuencia el cierre de muchos establecimientos que se sumieron en la ruina por la ausencia de turistas temerosos que optaron por otros destinos.

Por otra parte, en Grecia, la crisis económica de 2008 provocó un gran enfrentamiento del país con la Unión Europea y un aumento de la conflictividad social, algo que se tradujo en una reducción de entre el 1 y el 8% del turismo entre 2010 y 2012.

Además, Francia, destino competidor más cercano de España, experimentó una caída del turismo del 16% en los ocho primeros meses de 2016, consecuencia de los atentados en París y en Niza. 

La solución: la innovación

La clave para afianzar el papel de España en este mercado tan variable es ganar influencia en otros mercados no tradicionales como el Hongkonés; reducir la estacionalidad, ampliando la temporada turística como quieren llevar a cabo los empresarios de la Costa del Sol; y mejorar la adaptación a las nuevas tecnologías al producto y las necesidades del cliente.

Sin embargo, no será una lucha fácil. Los destinos competidores necesitan recuperar a sus clientes y tienen las infraestructuras necesarias para hacer frente al dominio temporal español. Por ello, ahora se requiere más formación que nunca, un plus de calidad que afiance esas visitas casi 'obligadas' y que garantice la competitividad española ante otros destinos del mundo.