El próximo 19 de mayo, Suiza celebrará un referéndum para decidir si aprobar o no la modificación de su ley sobre armas de fuego. En esta contienda, el lobby turístico ha decidido ponerse del lado del 'sí', apoyando la adaptación de la normativa estatal a la nueva directiva de la Unión Europea.

Tras los ataques terroristas que tuvieron lugar en noviembre de 2015 en París (Francia), la Unión Europea decidió endurecer las leyes con relación a las armas de fuego mediante la Directiva (UE) 2017/853 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 17 de mayo de 2017, sobre el control de la adquisición y tenencia de armas. Esta norma introduce medidas de control más estrictas sobre las armas de fogueo y las desactivadas inadecuadamente. Asimismo, obliga tanto a los estados miembros de la UE como a aquellos incluidos en el Espacio Schengen a activar un sistema de seguimiento de licencias concedidas y renovadas y a compartir dicha información con el resto de países. Es este punto el que afecta a Islandia, Noruega, Liechtenstein y a la ya mencionada Suiza.

Según informa htr.ch, el ejecutivo helvético presentó un proyecto para adaptar sus leyes a las disposiciones de la UE, sin embargo, un grupo de ciudadanos presentó una petición de referéndum contra los cambios propuestos. Ahora, la asociación hotelera hotelleriesuisse ha comunicado que hará campaña a favor del 'sí' y es que, según explican, si Suiza no se adapta a la directiva europea quedará fuera del Acurdo Schengen y del programa de Visados de la Unión Europea.

Desde la citada asociación consideran que esto supondría un duro golpe para el turismo y amenaza la libertad de viaje de los suizos. Andreas Züllig, president de hotelleriesuisse, defiende que “si el proceso para obtener un visado se hace más complicado para los turistas, muchos quitarán Suiza en su viaje por Europa, debido a la carga administrativa y económica adicional”.

En concreto Züllig hace referencia a los mercados más lejanos como Estados Unidos o China, cuyos ciudadanos, hasta ahora, podían optar a un visado Schengen que les permitía circular por todos los países europeos y, que podrían optar por evitar Suiza en caso de que se les exija una visa adicional.

Asimismo, abandonar Schengen generaría otros problemas para los viajeros, como un aumento en los controles de seguridad en las fronteras, que provocaría mayores colas.

Teniendo en cuenta estos factores, si triunfa el ‘no’,  desde la industria turística cifran unas pérdidas de 500 millones de francos suizos (440 millones de euros) a medio plazo.