Aunque la polémica con los servicios de transporte basados en licencias VTC como Cabify parece no tener fin, los taxistas se enfrentan a un arma mucho más potente: el coche autónomo, un vehículo en al que los grandes fabricantes ya han dirigido su mirada. 

Daimler, el segundo fabricante alemán tras Mercedes, anunció la semana pasada un acuerdo con Bosh para desarrollar una flota de vehículos autónomos que podrán contratarse a través de una app y que prevén que esté lista en 2020. Daimler y Bosh combinarán su experiencia como fabricante de automóviles y su conocimiento en hardware, respectivamente. Ford y Tesla también han mostrado interés en el segmento. El primero espera lanzar en 2021 un automóvil que no tenga ni siquiera volante o pedales y el segundo desarrolla un plan por el que el conductor de uno de sus vehículos pueda añadirlo a la flota de coches compartidos a través de un botón en su app. 

Según Daimler el uso de este nuevo tipo de coches mejoraría el flujo circulatorio en las ciudades y la seguridad. Sin embargo, aunque su objetivo es que no necesiten de la presencia humana, es probable que en las primeras etapas se ofrezcan con un humano a bordo, al igual que sucede con los Uber autónomos que operan en Estados Unidos.

 Los profesionales españoles son conscientes del peligro para sus puestos de trabajo. Aún así, Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi, ha señalado que: "Sabemos que a corto y medio plazo no es una amenaza aunque a largo se impondrá. Todavía se tiene que definir muy bien qué es el transporte público. Una cosa es que una persona se compre un coche autónomo y otra muy distinta que decida trasladar a personas ajenas". Por ello ha añadido que: “Siempre nos hemos adaptado y nos adaptaremos".