Por muy cruel que pueda parecer, al ser humano siempre le ha gustado jugar a la guerra. Desde el ajedrez, hasta las pistolas de juguete llegando a los videojuegos que se venden por decenas de millones son medios que permiten a las personas sentir en mayor o menor medida cómo se siente alguien en un campo de batalla.

En Texas, Estados Unidos, han llevado este interés a un mayor nivel. En el rancho OX hunting, los visitantes pueden jugar a conducir y disparar armas de guerra. La empresa Drive Tanks da la posibilidad a niños y adultos de pasar por encima de otros vehículos manejando un tanque o de disparar armas de fuego.

Según afirma Todd DeGidio, propietario del espacio, “este es el único lugar del mundo en el que puedes conducir tanques reales y disparar balas de verdad”. Para aportar una experiencia más real, este exsargento de las Fuerzas Especiales del Ejército de EE.UU. recopiló productos bélicos de museos, colecciones y veteranos de guerra durante más de siete años.

Los precios de estas visitas, que van desde las dos horas a los dos días, van desde los 167 a los 6.900 euros. Además de recrear batallas a lomos de carros de combate estadounidenses y soviéticos, los turistas también pueden participar en un safari para observar búfalos, canguros o cebras que viven en este territorio.

No se trata de la primera incursión que tiene el mundo del turismo en las experiencias bélicas, ya que algunos touroperadores ofrecen viajes a territorios en guerra o campamentos destinados a la formación militar.