Cientos de personas se dieron cita en la playa de Ses Salines (Ibiza) para darse un baño en sus frías aguas y celebrar de esta manera la llegada de un nuevo año. A los participantes se les pidió que llevaran un poco de comida pues de la bebida se ocupó la familia holandesa, propietaria de Vino & Co.

Según comenta el Diario de Ibiza, en el país de los tulipanes, la tradición es recibir a los osados bañistas con un tazón de sopa de guisantes y salchichas. La holandesa Rosa Hamersma, copropietaria del negocio, ha asegurado que tenían unas 140 botellas de vino para ayudar a entrar el calor a los que se atrevieran a meterse en el mar, muchos de ellos paisanos de la empresaria.

Según la agencia de meteorología, la temperatura del agua era de 15 grados, por lo que muchos participantes corrieron a la orilla después de la inmersión para enfundarse en sus toallas. A otros, como al holandés Jupp Jaspers, le ha parecido que el mar estaba “caliente” pues en su país, en esta época, las temperaturas se desploman por debajo de los cero grados.