El mirador de Turó de la Rovira se ha convertido en uno de los puntos más visitados por los turistas que quieren obtener unas vistas espectaculares de Barcelona y por los aficionados al botellón. Su gran popularidad está desquiciando a los vecinos del barrio del Carmel y ha llevado al Ayuntamiento a iniciar la construcción de un muro para controlar el espacio.

Según publica El Periódico, la instalación de una valla —de entre 2 y 2,2 metros de altura— se inició en septiembre de 2022 y está previsto que esté lista para el próximo mes de mayo. Con ella se pretende cerrar el espacio, que contiene vestigios de las baterías antiaéreas de la Guerra Civil, con una verja que recorrerá sus 480 metros de perímetro. De esta forma, el consistorio pretende controlar el aforo y, a largo plazo, sustituir a los visitantes de fiesta por turistas culturales que quieran conocer la historia de los conocidos como Búnkeres del Carmel.

Oposición de las asociaciones vecinales


La propuesta, sin embargo, no convence a las asociaciones vecinales, que consideran que con ella no se frenará la “invasión” de turistas. Y es que temen que el vallado lleve a los visitantes a dispersarse por el barrio y generar aún más molestias. “Nuestro miedo es que nos ocupen el entorno que nos queda”, aseveraba la presidenta de la Asociación de Vecinos del Carmel, Montse Montero, al citado diario.

A ello se suma el temor a que se privatice un espacio que pertenece a los residentes, repitiéndose situaciones como la que se ha producido con el Parc Güell, en el que, desde 2013, hay que pagar seis euros por el acceso.

El rechazo es tal que exigen que se paralicen las obras, participando en protestas todos los viernes con marchas hasta el propio mirador, en las que se leen manifiestos en inglés y francés para concienciar a los visitantes sobre la incómoda situación.