Ryanair lo tiene claro, no renunciará a su modelo ‘low-cost’, pese a las huelgas convocadas por sus tripulantes de cabina el pasado 25 y 26 de julio y a las celebradas por los pilotos irlandeses durante el verano. El pasado viernes, 10 de agosto, se sumaron a las movilizaciones de estos profesionales los pilotos de Alemania, Bélgica, Suecia y Holanda, protagonizando la mayor huelga de pilotos en la historia de la aerolínea.

Así lo anunció la compañía por medio de un documento que le fue remitido el pasado julio a los inversores, donde explica que “es mejor” sufrir más movilizaciones que estar sometido a “mayores costes” o “menor productividad”, según ha adelantado ABC. De hecho, la aerolínea ya se está preparando para posibles paros en septiembre. 

Todo ello, pese a que las continuas huelgas que ha soportado la ‘low-cost’, durante la temporada estival, han ocasionado la pérdida de más de 3.000 millones de euros en Bolsa, que tras la última huelga celebrada por los pilotos de los cinco países europeos ya citados, volvió a descender un 4%, por lo que su valor bursátil quedaría reducido a 15.000 millones de euros.

La movilización celebrada por los pilotos el pasado viernes, obligó a la compañía a cancelar 250 vuelos en Alemania; 104 en Bélgica; 22 en Suecia; y 20 en Irlanda, lo que afectó a cerca de 67.000 pasajeros. 80 de estos vuelos tenían su origen o destino en España, lo cual perjudicó a 14.000 personas. En total, más de 1.000 viajes de la aerolínea han sido suspendidos como consecuencia de los paros de los pilotos y tripulantes de cabina.

Al respecto, Ryanair ha tildado la situación de “lamentable” e “injustificada”, así como señaló que más de 1.900 vuelos de los 2.337 programados para el pasado viernes, transcurrieron con normalidad. La compañía también arremetió contra sus controladores aéreos de Francia, Alemania, Reino Unido, España y Croacia que, a su juicio, causaron el retraso de más de 380 vuelos.