Un piloto de Vueling que tenía previsto despegar el sábado del aeropuerto de A Coruña, en Galicia, con destino El Prat, en Barcelona decidió abortar el trayecto después de que al arrancar los motores un chivato anunciara que el derecho se recalentaba, lo que ponía en riesgo la seguridad de la aeronave. 

Ante esto, el comandante comunicó a los pasajeros, entre los que se encontraba su familia, que su sentido común le recomendaba no volar y que unos técnicos llegarían para reparar los fallos. 

Vueling consideró que la avería era de gravedad suficiente como para enviar otra aeronave desde la Ciudad Condal. Tras diez horas de espera, los pasajeros pudieron embarcar.

Muchos de ellos perdieron sus conexiones a otros aeropuertos nacionales e internacionales. El piloto, consciente del contratiempo, se acercó hasta la cafetería de la instalación para explicar que optó por “no despegar para no arriesgar vuestra vida, la mía y la de mi familia, que también iba a volar en este avión”.