La Comisión Europea ha presentado finalmente sus objeciones a la compra de Air Europa (Globalia) por parte de IAG y su posterior fusión con Iberia, una operación cifrada en un total de 500 millones de euros. El Ejecutivo comunitario ve riesgo para la competencia en el mercado de transporte aéreo de pasajeros desde y hacia Europa, por lo que se mantiene en sus trece y exige mayores concesiones —remedies en el argot de la UE— en forma de cesión de rutas y slots a los que puedan optar otras compañías competidoras, como Ryanair o Volotea.

Según publica elEconomista.es, Bruselas comunicó su decisión el pasado viernes 26 de abril y ha vuelto a manifestar su preocupación a cerca de que la fusión entre ambas aerolíneas comporte una subida de precios y un deterioro en la calidad del servicio debido a la escasa o nula competencia a la que tendría que enfrentarse Iberia.

La investigación exhaustiva de la Comisión, iniciada en enero, ha concluido, como se preveía, que la operación supone, en los actuales términos, un riesgo para la competencia las rutas nacionales en las que la alta velocidad ferroviaria no ofrece alternativa, las conexiones entre la España peninsular y las Islas Baleares y Canarias, así como los trayectos de corta distancia entre Madrid y algunas capitales europeas y los de larga distancia hacia América del Norte y del Sur.