En febrero-marzo de 2020, uno de los primeros síntomas de que la pandemia del Covid-19 se convirtió en un problema de dimensiones globales fueron los numerosos casos de brotes a bordo de cruceros. Dicha situación, convirtió a algunos de estos buques en auténticas cárceles flotantes, ya que muchos países negaban a los pasajeros la posibilidad de desembarcar.

Ahora, la situación del Queen Elizabeth (Cunard, Carnival Corporation) está reviviendo los viejos fantasmas. Las autoridades indonesias han impedido que el barco haga escala en el puerto de Bali después de que se haya desatado un brote a bordo.

Según recoge Sydney Morning Herald, el barco había partido el pasado 15 de noviembre de Sídney (Australia) con 2.100 personas a bordo —entre pasajeros y tripulantes— para realizar una travesía de 17 días. No obstante, se ha producido un brote de coronavirus a bordo “con un nivel elevado de infección” aunque desde la naviera no han confirmado cuál es la cantidad total de personas afectadas. Se especula con que entre el 10 y el 15% del pasaje podría haberse contagiado.

Ahora, debido a la prohibición de realizar sus últimas escalas previstas, han decidido recortar la última semana de navegación y poner rumbo al puerto australiano de Fremantle, donde pondrá fin a su periplo.

Este no es el primer caso de estas características que se produce en la región en los últimos días. A principios de mes, el Majestic Princesss (también de Carnival) llegó a Sídney procedente de Nueva Zelanda con un brote que afectaba a 800 personas. Sin embargo, el buque pudo continuar su ruta a Melbourne con normalidad, al mantener a los pasajeros afectados aislados del resto de viajeros.