La isla de Lanzarote colabora con la de Fogo, en Cabo Verde, para ayudarles a explotar su territorio.

La isla caboverdiana quiere aprovechar su territorio marcado por la erupción volcánica en 2014 para impulsar su economía. Y es que tras la emisión de lava tres años atrás, la isla perdió su principal valor, sus viñedos y sus campos de café, por lo que ahora una de las opciones que cobra más fuerza es el desarrollo del turismo sostenible.

Así, la isla de Lanzarote se ha convertido en el ejemplo de referencia sobre cómo transformar los volcanes en un recurso de turismo sostenible y uno de los principales argumentos para ser incluido en la red de Reserva de la Biosfera.

Por su parte, Lanzarote vivió un proceso similar entre los años 1730 y 1736, cuando el Timanfaya volcó su furia arrasando con poblados. No obstante, la población local consiguió darle un impulso a su forma de vida gracias a viñedos como los de La Geria y a la inventiva paisajística de César Manrique.

Así, ambos territorios insulares trabajarán de forma conjunta para, mediante los fondos del programa europeo MAC (Madeira, Azores, Canarias), crear un modelo de desarrollo turístico que permita aprovechar las potencialidades de Fogo. Entre los proyectos destaca la intención de crear rutas y programar visitas al volcán, así como recuperar las fachadas de la población de San Felipe, con una marcada huella colonial.

A su vez, el vino también será utilizado como un reclamo turístico.