El pasado fin de semana dio comienzo la temporada de esquí estival en Francia. Tras cinco semanas en las que ninguna estación de esquí del país galo estaba activa, ahora muchas empiezan a abrir sus puertas.

Para el adecuado desarrollo de esta temporada veraniega se han limpiado las carreteras que dan acceso al glaciar de Pisaillas, en Val d'Isère, donde la nieve alcanza un espesor de 90 centímetros. También se hizo lo propio en Tignes, donde toda la actividad de esquí girará en torno al glaciar de la Grande Motte. 

Algo similar ocurre en Italia, donde la estación de Passo Stelvio, abre solamente en verano y en algunas semanas de primavera y otoño, ya que las fuertes nevadas impiden su utilización en invierno.

Por otra parte, las estaciones de países alpinos como Suiza y Austria se han mantenido operativas para la práctica de actividades de nieve, como es el caso de Zermatt o Saas Fee.

Los principales clientes durante esta época del año son las selecciones nacionales de deportes de invierno.