Si hay una ciudad paradigmática sobre cuáles son los efectos negativos del turismo de masas esta es Venecia. La pequeña urbe italiana, con menos de 54.000 habitantes, recibe cada año a 30 millones de turistas.

Según el diario ‘Confidencial’, el impacto es claro: encarecimiento del alquiler, precios de servicios desorbitados, cierre del resto de sectores productivos, impacto medioambiental…amén de las molestias que supone tal cantidad de gente circulando diariamente la ciudad.

Esta situación ha provocado un éxodo de residentes: Venecia contaba en 1951 con 175.000 habitantes; esta cifra se redujo en 2017 a menos de 54.000. En otras palabras, la Serenísima ha perdido 120.000 personas en 50 años. Y el ritmo parece no parar, 2,6 ciudadanos abandonan la città cada día.

La mayor paradoja es que debido a la desaparición del resto de tejidos productivos, muchos de los habitantes están condenados a trabajar en el mismo sector que está acabando con su ciudad.

Y es que es difícil renunciar al turismo, porque por ejemplo la llegada de cruceros de gran tamaño genera para la municipalidad 365 millones al año (el 5,4% del PIB) y genera 6.800 puestos de trabajo.

Es una historia ya conocida en España, más concretamente en la isla de Ibiza donde el acceso a viviendas de alquiler se ha hecho muy difícil tanto para los residentes como para los trabajadores de temporada. Está por verse si también se producirá un exilio como el que ha tenido lugar en la ciudad italiana.