Allá en el 2001, los cubanos habían mandado doctores a los lugares más recónditos de Honduras después del huracán Mitch. Uno de los puntos era Palacios la Mosquitia, destino de Isleña Airlines, compañía para quien volaba en ese entonces. Al aterrizar, se acercó una doctora cubana, quien me dijo que tenía una paciente que estaba en estado de gestación, y por no tener aparatos idóneos, ni electricidad, no podía averiguar por qué no daba a luz. Por ello, me recomendaba que me la trajera a La Ceiba (Honduras) para que la evaluaran.

El Manual General de Operaciones me impedía que abordase una mujer embarazada y mucho menos a punto de dar a luz. Pero entonces sale el corazón de uno a ver las distintas posibilidades de quebrantar la ley sin ser penalizado. Como comandante de la nave, hice que el esposo, la madre (abuela del bebé) y la misma paciente firmaran un papel para que, en caso de que sucediese algo indebido durante el vuelo, librasen a los pilotos Jesús Reaños, mi persona e Isleña Airlines de toda responsabilidad.
 

Escrito (en el itinerario oficial del capitán) el nacimiento de Fernanda en pleno vuelo | Foto de Fernando Orellana vía Facebook

Escrito (en el itinerario oficial del capitán) el nacimiento de Fernanda en pleno vuelo | Foto de Fernando Orellana vía Facebook


Fue así que emprendimos el vuelo hacia La Ceiba —normalmente tomaba 50 minutos— con 14 pasajeros, ellos (la paciente, madre y esposo) sentados en el último asiento del Caravan 208B, matrícula HR-IBJ. Pasando por Farallones, propiedad del difunto Miguel Facusse, vi un movimiento inusual en la parte de atrás del avión, por lo que le dije a mi copiloto, en ese entonces Jesús Reaños (ahora Capitán de Etihad Airlines de Boeing 777 y 787), que fuese a ver qué pasaba.

La sorpresa fue que al regresar me dijo que ya había nacido en pleno vuelo una hermosa niña. Ante la emergencia, decidí hablar con la torre de Roatán (isla en Honduras). Muy gentilmente, el controlador en turno Cooper me atendió e hizo las llamadas para que el hospital de Trujillo (Honduras) pudiese enviarnos al personal para atender en la pista, tanto a la madre como a la hija, y hacer el corte del cordón umbilical.

 

 

Al aterrizar, dimos gracias a Dios por que la niña naciera y que no pasara nada malo. Nos tomamos una foto con ella (que no encuentro), llegaron los paramédicos y le dije al padre que la tradición era que la niña llevara el nombre de los pilotos —en este caso, Fernanda de Jesús—.

Pasó el tiempo y nunca supimos de la niña. En varias ocasiones, llevamos leche en polvo para que le fuese entregada a la familia. Siempre me preguntaba qué había pasado con esa niña y, hace poco, "Quichu" (Jesús Reaños) me mandó su bitácora de vuelo donde aparecía la fecha, 15 de junio del 2001, en la que había nacido esa preciosa niña.

Como sigo teniendo amigos en Palacios, contacté a Julio Valladares, oriundo de Palacios, quien me consiguió el contacto de quien ahora es Fernanda Noemy Gámez Guzmán. Le pregunté por qué no Fernanda de Jesús, y me dijo que su padre, por honrar el nombre de su madre, le puso así.
 

Fernanda Noemy Gámez Guzmán de niña y en la actualidad | Fotos de Fernando Orellana vía Facebook

Fernanda Noemy Gámez Guzmán de niña y en la actualidad | Fotos de Fernando Orellana vía Facebook

La alegría que tengo que ahora estudia medicina en Jutiapa (Guatemala) y en las fotos pueden verla tanto de niña como de mujer, así como al avión con su piloto.

Que Dios te bendiga Fernanda, me encantaría verte siendo una Doctora, cuídate mucho, un fuerte abrazo a la distancia y espero verte pronto para conocerte y charlar sobre la odisea que acabo de describir.

 

*Este texto fue originalmente publicado en las redes sociales del comandante Fernando Orellana y se reproduce con su consentimiento.