La palabra calidad puede ser de las más usadas en el mundo del turismo. Pero la calidad puede significar muchas cosas y para cada persona puede ser distinta a otra.

Para mí, concretamente, la calidad es dar un buen servicio, tanto en la preventa como durante el servicio y en la posventa.

La calidad está también en el lugar donde se da el servicio. Me explico: si es un hotel, la calidad va unida a los servicios que presta el hotel, tanto en habitaciones como en zonas comunes y en el servicio del personal.

Si se refiere a un destino, depende mucho de la variedad de ocio, gastronomía, accesibilidad y sostenibilidad que ofrece.

Si hablamos de un crucero, pues igual que un hotel.

Si hablamos de un vuelo, la calidad va en el cumplimiento de horarios de salida y llegada, y en el servicio que se presta dentro del avión por parte de las azafatas y azafatos.

En un restaurante, la calidad depende mucho del servicio y de la comida que se sirve.

Si hablamos de una agencia de viajes, la calidad está en la atención, información, asesoramiento, servicio preventa, durante el viaje y posventa.

En definitiva, la calidad, además de ser medidas por los ISO, los que mejor la califican son los clientes y usuarios de los servicios turísticos y para cada persona la calidad es algo distinto, pues cada uno le da más importancia a unas cosas que a otras.

En definitiva, la calidad depende de quién, cómo, dónde y cuándo se da el servicio y de la expectativa que traiga el cliente a la hora de contratar o consumir un servicio.

 

*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo