He tenido la oportunidad de visitar un gran número de hoteles de lujo por el mundo, tanto por trabajo como por mi inquietud por conocer establecimientos emblemáticos e históricos. Gracias a estas visitas me he dado cuenta de que el lujo no tiene límites en la hotelería y que hay clientes para este tipo de productos.

Entre algunos de los hoteles que he podido visitar o en los que me he podido alojar están el Burj Al Arab de Dubai; el Kempinski de Abu Dabi; el Plaza y el Palace, en Nueva York; el Delano Beach Club de Miami Beach; los Ritz de Madrid, Barcelona y París; el hotel Crillon de París; o el Los Sueños Marriott Ocean & Golf Resort en playa Herradura-Costa Rica.

Hotel Westminster Paris | Foto: Ricardo Zapata

Hotel Westminster Paris | Foto: Ricardo Zapata

Cuantos más hoteles visitas, más te sorprenden, pues los servicios e instalaciones que se puede encontrar un cliente en ellos no tienen límites. Restaurantes subacuáticos o en una cápsula con vistas panorámicas; zonas de spa con una gran variedad de masajes y tratamientos; restaurantes con una gastronomía excepcional con chefs internacionales; servicios de mayordomo; desayunos a la carta; la mayor tecnología domótica en las habitaciones, colchones que te abrazan y no te dejan levantarte; helipuertos… una gran variedad de servicios innumerables que hacen al cliente tener una experiencia única.

Este tipo de hoteles y de turismo de lujo —que a su vez va unido al de compras—, está en auge y las grandes ciudades, inversores y grandes cadenas se están dando cuenta y cada vez están invirtiendo más en ello.

Ritz Paris Foto Ricardo Zapata

Ritz Paris | Foto: Ricardo Zapata

Este tipo de clientes vienen buscando un servicio excelente donde el “no” no exista.

En España las dos ciudades que congregan el mayor número de hoteles de lujo son Madrid y Barcelona. La hotelería de lujo en estas dos urbes ha ido en aumento en los últimos años. Pero para poder albergar esta tipología de hotel, la ciudad también debe de tener una gran variedad de servicios exclusivos y de lujo.

En definitiva, el lujo no tiene precio y lo más importante es que hay clientes que están dispuestos a pagar por ello.

 

*Ricardo Zapata García es Técnico y especialista en Turismo