Impulsar el cambio en una empresa turística no es tarea fácil. El empresario debe atender a muchas variables para que la línea de trabajo sea constante, coherente, y nunca descuidar ni un ápice su estrategia empresarial y la calidad que demuestre su propia trayectoria, pero después de una crisis se deben tomar decisiones estratégicas de forma ágil y aplicando el sentido común.

  •  Una empresa en orden y controlada

La gestión de una empresa debe ser ordenada y diligente, como la de todo “buen comerciante”. El empresario tendrá obligaciones administrativas, tributarias, sociales y laborales, con fechas y plazos a cumplir, siendo indispensable para ello una política empresarial ordenada y eficiente. Del mismo modo, existen diversas empresas donde es necesario incorporar cargos intermedios que informen a la gerencia y dirijan su área con la misma diligencia del propietario que dirige el negocio. Aquella frase que dice que “el ojo del amo engorda al caballo” es cierta.
 

Oficinas de un establecimiento turístico

Oficinas de una empresa turística

  •  No solo un producto turístico

En un país como España, donde encontrar un buen producto turístico es la norma en las empresas del sector, solo podemos diferenciarnos por el servicio, el ambiente y la experiencia del trabajo bien hecho que fidelizará al cliente.

Es bastante común gastar tiempo y dinero buscando un concepto de producto al crear un nuevo negocio. Buscar el producto es fácil, es cuestión de dinero, de comprar lo mejor del mercado, prepararlo y comercializarlo. Sin embargo, debemos prestar atención a los equipos de trabajo, y a los proveedores y todas las sensaciones percibidas que dan valor al producto. La gestión de equipos es lo que realmente diferencia a un buen producto. Dedicar esfuerzos a encontrar el equipo adecuado es una apuesta ganadora, ya que cada miembro será un potencial ‘comunicador de valores’, trabajando y vendiendo el producto como si fuera propio.

  • Contar con equipos profesionales

En una empresa es lógico tener departamentos y empleados, pero también debemos contar con profesionales o autónomos para determinados trámites que darán un salto de calidad. Gestión laboral y fiscal, servicio de selección de personal, formadores, empresas de limpieza, mantenimiento, jardineros, animadores, etc. Son imprescindibles. Pero deben tener experiencia y conocer el sector. Si no, no sabrán entender la realidad del negocio y su día a día. Nuestro sector es muy dinámico, con altibajos constantes, con costumbres no escritas que siguen rigiendo el sector, y estos aspectos harán que ese profesional haga una valiosa aportación al negocio.
 

Animadores de un hotel de México

Animadores de un hotel de México

  •  Estar en el lugar exacto en el momento necesario

Los negocios turísticos de cara al cliente implican diferentes y distintas obligaciones: materias primas, proveedores, trabajadores, suministros, planes de ventas, nuevos clientes, nuevas oportunidades, nuevos productos ofrecidos por los comerciales, planes de marketing, etc. Es imposible llegar a cada uno, por eso estar en el lugar exacto en los momentos necesarios es vital para poder ensalzar los momentos clave de la empresa. Es necesario atender el día a día, porque lo que es necesario es mirar a corto, medio y largo plazo.

  • Información, información, información

Es fundamental tener información sobre qué quieren los clientes, cuándo y qué precio están dispuestos a pagar; y analizar la competencia en todos sus parámetros, el cuándo y el cómo, desde cuánto cambian tarifas, hasta el precio de venta de cualquier tipo de servicio en sus empresas. Por ello, es fundamental disponer de herramientas de gestión de datos. Cuantos más sistemas de “información” se implementen en el negocio, mejores decisiones se tomarán, y sobre todo, con más objetividad.
 

Cliente de hotel en su habitación

Cliente de hotel en su habitación

  • Control de costes

Las ventas dependen, en parte, del propio negocio y, en otra parte, del cliente. Pero el control de costes depende exclusivamente del buen hacer de los gestores: comprar lo necesario a buen precio, almacenar lo que se va a vender —no acumular—, vender según el precio que se compra y el peso que se entrega, tener una plantilla suficientemente productiva, etc. Creando un esquema de control de costes adaptado a lo que se vende y no a lo que se espera vender, el empresario conseguirá una estabilidad crucial en los meses más débiles de la temporada.

  • Jefes responsables

Los jefes de departamento son quienes sustentan la política empresarial que el propietario implementa en una empresa turística. Su perfil responde a personas con iniciativa y cierto grado de autonomía para que el dinamismo sea constante en cada una de sus decisiones y los objetivos reales a alcanzar constituyan un incentivo para su funcionalidad correcta. La relación con ellos debe basarse en la confianza, la responsabilidad y la consecución de objetivos.
 

Confianza entre jefe y empleado

Confianza entre jefe y empleado

Los jefes de área que reportan datos y acciones filtrando la información que sale de la plantilla para que las decisiones del gestor se basen en hechos objetivos. No hay nada que ralentice más un negocio que un exceso de información irrelevante, y sobre todo los cotilleos que no sirven para nada, excepto para generar malestar e inquietud irrelevante.

  • Una gestión con ética profesional

La dirección debe ser consciente de que las tareas realizadas por el personal, cómo se realizan y el resultado obtenido a través de ellas deben definir la estrategia de la empresa. El gestor no solo debe valorar que el empleado sepa desarrollar una tarea, sino ver cómo la desarrolla y si se corresponde con lo que la empresa busca transmitir como marca.

 

 

  • La productividad en la empresa turística

El objetivo de todo gestor es la rentabilidad del proyecto realizado en el tiempo. Y esto se materializa en tener más ingresos que gastos. La forma de mostrar esta rentabilidad con respecto al trabajo y al rendimiento de la plantilla es la productividad, la forma de demostrar objetivamente el buen hacer de cada uno de los puestos. Es esta premisa la que debe guiar la gestión empresarial por encima de afectos o presiones externas que no harán más que vulnerar cada una de las decisiones que se aborden al respecto.

  • Objetividad en la gestión

La objetividad debe definir una correcta gestión de la empresa. Se debe basar en datos reales y en la experiencia, no en la especulación; objetividad en el cálculo de la estructura de la plantilla, aumentando o disminuyendo horas según la producción; objetividad a la hora de contratar o cambiar de proveedores que suministren productos de calidad en tiempo y forma; objetividad a la hora de crear o incorporar nuevos productos o servicios. Y la objetividad no es más que la consecuencia de una información ordenada y fiable.

 

*Jesús Menéndez López es CEO de Hotel Mystery Guest. Cuenta con MBA en Gerencia y Dirección hotelera por la Universidad Politécnica de Madrid y ha realizado estudios en UCC (University College Cork, Irlanda).