Los que empezamos a ser un poco mayores dentro del sector, hemos sido testigo de la evolución del turismo a lo largo de los años. Hasta hace apenas unas décadas, el acto de viajar se consideraba un lujo reservado para unos pocos privilegiados, una experiencia fuera del alcance de la mayoría. Sin embargo, con el paso del tiempo, con el desarrollo de medios de transporte y aumento de la competencia, el viajar se democratizó y se convirtió en una parte fundamental de las actividades familiares, transformándose en una forma de enriquecimiento personal y cultural, así como recurso para descansar del día a día para millones de personas en todo el mundo.

Durante la pandemia del COVID-19, las restricciones impuestas limitaron drásticamente nuestra capacidad para viajar. Sin embargo, el deseo de hacerlo nunca desapareció. De hecho, se intensificó aún más reforzando la importancia del viaje en nuestras vidas. El hecho de no poder viajar durante este tiempo solo aumentó la necesidad y el anhelo de hacerlo cada vez más, de disfrutar, posicionándolo ahora como una necesidad esencial en la vida de las personas, quedando posiblemente tan solo por detrás de otras necesidades básicas como la alimentación y el alojamiento.

Este fuerte aumento de demanda ha sido esencial para el aumento de precios de hoteles, vuelos y otros servicios turísticos. Aunque el mundo es global y todo está muy cerca, ya que las distancias las hemos de medir en tiempo, la realidad es que los graves conflictos mundiales actuales los vemos muy lejos. Adicionalmente, a esta sensación real de seguridad en España, y especialmente en la región canaria, hemos continuado con un clima excelente, a diferencia del duro invierno de los países emisores, especialmente Reino Unido, que han tenido un invierno con una lluvia incansable.

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Aprovechando el presente y preparándonos para lo que viene.

Si bien, esta es una excelente noticia para nosotros como profesionales del sector, debemos ser conscientes de que esta bonanza podría no durar para siempre. Es por eso que ahora, más que nunca, es crucial reinvertir los beneficios obtenidos en el fortalecimiento de nuestra industria.

Es el momento de mejorar nuestros productos y servicios, aprovechando los avances tecnológicos para ofrecer una experiencia aún más satisfactoria a nuestros huéspedes. Además, debemos priorizar la sostenibilidad, implementando prácticas que preserven el medio ambiente y promuevan un turismo responsable.

Como bien sabemos, el sector turístico está sujeto a fluctuaciones y ciclos económicos. Por lo tanto, es fundamental estar preparados para los tiempos difíciles que seguramente regresen en el futuro. Este es el momento ideal para reinvertir en nuestro negocio y prepararnos para los desafíos que puedan presentarse más adelante. Aprovechemos esta coyuntura positiva para construir un futuro sólido y sostenible para la industria turística. Recordemos que, aunque disfrutemos del sol radiante en este momento, debemos estar preparados para los días con nubes y truenos que puedan llegar.

 

*José Ángel Vázquez Romero es director del Hotel H10 Timanfaya Palace (Lanzarote), director del área de Alojamientos Turísticos del Colegio Profesional de Turismo y miembro del claustro en el MBA Turismo del Instituto Canario de Turismo