La tasa turística, que algunos partidos han incluido en sus programas electorales, fue uno de los temas de la mesa de debate “Retos de la transformación turística” del Foro FUTURISMO, que tuvo lugar la semana pasada en Tenerife. Hay varias razones para desistir de la implantación de una tasa turística; a continuación relaciono las que considero las cinco más importantes.

Puro electoralismo: ¿tasa de 9 euros al día?


El discurso de la tasa turística no está basado en criterios racionales, sino en un “acto de empatía” para captar un descontento social por diversos factores como las congestiones de tráfico y los precios de alquiler de viviendas, y proyectarlo sobre el turismo, que es donde una parte de la población identifica erróneamente el origen de todos sus males. Es decir, en vez de crear el planificador una narrativa adecuada sobre el turismo que alivie los brotes de aversión al turismo, va y los potencia con fines electoralistas.

Esto lo vemos simplemente en la cifra que se pretende recaudar al año con la tasa según uno de los partidos promotores600 millones de euros. En los anteriores debates de la tasa (p. ej. en 2015) se hablaba de importes entre 80 y 120 millones de euros al año. ¿Pero qué porcentaje de inflación le han aplicado a la cifra?

Veamos lo que habría que facturar al turista para recaudar esos 600M: con unos 15 millones de turistas/año y una estancia media de unos 7 días rondamos los 100 millones de pernoctaciones (2022: 86,7 M de pernoctaciones); de ello resultaría una tasa de aprox. 6 euros/día. Si además tenemos en cuenta que la oferta clandestina no paga la tasa y las estancias largas tienen un tope de días de pago (suele estar sobre los 10 días), nos iríamos, como mínimo, a una tasa de 8-9 euros por cada día de estancia en alojamiento reglado, lo cual es una barbaridad, sobre todo teniendo en cuenta el siguiente punto:

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A partir del 2024 se prevé la aplicación de la tasa al queroseno
 

Contexto inflacionista y otras tasas que vienen


El mes pasado, en el marco de la ITB, el economista alemán Clemens Fuest alertaba de un presupuesto de viaje de los alemanes que irá a menos a partir de 2024.  Según este experto, durante el 2023 aún perdurará parcialmente el “efecto de recuperación de viaje”, pero a partir de 2024 “la sociedad será más pobre”. En la misma línea, Jose María Mañaricúa (presidente de la FEHT) afirmó recientemente que “parece ser que ya hemos gastado todos los ahorros de la pandemia”.

A ello se suman las nuevas imposiciones a los viajes que se avecinan en 2024. Si Canarias no quedase exenta en el último momento, las más destacadas serían las siguientes: fin de la exención de los certificados de emisiones y tasa de queroseno, a la que se sumaría a partir de 2025 el encarecimiento del vuelo por mezcla progresiva de combustible SAF (ver post de Xavier Canalis: “Las tres espadas de Damocles que pueden recortar en turismo en Canarias”.

Por tanto, la tasa turística canaria se ubicaría en este contexto de empobrecimiento del turista y una clara tendencia en aumento de los precios de volar. Todos estos efectos inflacionistas suman en el precio y a partir de algún punto se hacen disuasorios con respecto a la intención de visitar Canarias y podría producirse un recorte notable en nuestra “masa crítica” de turistas (ver post anterior: “La selección natural que viene”).

Carácter discriminatorio: la oferta ilegal no paga


Esto es lo más perverso. La oferta clandestina está registrando durante los últimos años unos aumentos impresionantes, favorecida por la dejación en la regulación definitiva del alquiler vacacional y la falta de inspección turística. Los últimos datos del Gobierno de Canarias de 2018 contaban ya un 27% de la oferta alojativa total como viviendas vacacionales, de las que solo el 21% estaban legalizadas (ver post de este blog). El trasvase al alquiler vacacional podría incluso ser potenciado más aún por la nueva ley de vivienda, quedando quien opera en clandestinidad al margen del pago de la tasa. Por tanto, la tasa beneficiaría a quien opera “en negro” y aumentaría aún más la ventaja competitiva de la cama ilegal. Sería el colmo de la competencia desleal.

¿Una tasa finalista?… va a ser que no


La experiencia en Baleares ha demostrado que el Ejecutivo es incapaz de reinvertir la tasa en las mejoras “verdes” anunciadas, siendo utilizados los ingresos para cubrir gastos corrientes, hecho que causó gran descontento entre los turistas en Mallorca. Además, aunque se disfrace el fin de una tasa con buenas intenciones como “la mejora de las infraestructuras turísticas”, nuestros visitantes no son tontos y reconocen que dichas inversiones deberían ser financiadas a través de los ingresos generados por el turismo y que, de no ser así, ello se debe a una mala gestión de la Administración.

En Canarias tenemos un ejemplo histórico en el aumento del IGIC hace una década: ¿cuánto fue a parar a infraestructuras turísticas? Recordemos la reflexión de Jorge Marichal (Ashotel): “La subida del IGIC [julio 2012] supuso un incremento de recaudación de casi 100 millones de euros SOLO en el sector de alojamiento turístico. De esos 100 millones, ¿saben ustedes cuánto se ha dedicado a mejorar los destinos turísticos? No se preocupen, ya se lo digo yo: CERO” (laopinion.es, 2015).   

Y, finalmente, la gran paradoja:

¿Cobrar al turista, mientras perdemos fondos UE?


Según una noticia reciente basada en un análisis de Corporación 5, “Canarias desperdicia la mitad de los fondos que le llegan desde Bruselas”. Según el estudio, “de cada dos euros que Bruselas envía a las Islas, uno se desperdicia por la incapacidad de la Administración pública para ejecutar en tiempo y forma los programas o proyectos a sufragar, total o parcialmente, con el dinero comunitario”. ¿De verdad queremos atracar el bolsillo del turista reglado con todo el riesgo disuasorio (ver punto 2) y de distorsión competitiva (ver punto 3) que ello supone, mientras no somos capaces de ejecutar los fondos que ya habían sido asignados a Canarias? ¿No es mejor concentrar las energías en ejecutar los proyectos asignados?

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Conclusión


En definitiva, los riesgos que implica la implantación de una tasa turística en estos momentos sugieren seriamente la abstención  de su aplicación en Canarias. ¡Olvidémonos de ella! Este debate no debería estar sobre la mesa.

La única variante que vería viable de una tas(z)a turística es la que propuso David Morales (Director del Hotel Lopesan Costa Meloneras) en 2016, en el marco del mismo debate: “En mi opinión, el único debate sobre la tas(z)a turística que debemos tener es sobre qué modelo de taza de desayuno vamos a entregar a los clientes (ver imagen) y si se la entregamos cuando hagan el check-in o cuando se vayan al aeropuerto”.

 

*Artículo publicado originalmente en el blog de Antonio Garzón, sitio web del autor, que es fundador y gerente de Nutrihotel (nutrihotel.com).