"La gente que va a una ciudad mira las entradas para un museo, no solo la de los espectáculos teatrales o cines. El museo ya forma parte de la visita obligada cuando viajas a cualquier ciudad", señala Jesús Castaño, director en Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, en una entrevista para Tourinews. La Fundación es un organismo de difusión artística y cultural en torno a la obra del escultor canario. 

Desde la llegada de la pandemia, el arte se ha convertido en un escenario más tecnológico que nunca. Sin embargo, esta nueva forma de arte no convence a todos. Castaño explica que si bien "es una forma de dar conocimiento y de entretener" al público en general, el disfrute y la experiencia que supone la contemplación de una obra en vivo,  "no te la puede dar una pantalla y un teléfono". 

Pregunta (P): ¿Qué es la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino?

Respuesta (R): La Fundación Martín Chirino es una plataforma de arte y pensamiento como bien dice el nombre. Se trata de un balcón en el que no solo se participa o se invita a difundir el legado y la trayectoria de Martín Chirino. Es un centro en el que creamos debate, pensamiento, en relación a la historia,no solo del arte, sino de las humanidades. Prácticamente, nos dedicamos a artes plásticas, pero realmente hacemos concesiones a otros tipos de programación. 
 

Castillo de la Luz. Foto: Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino

Castillo de la Luz. Foto: Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino

P: ¿Por ejemplo?

R: Artes escénicas. Hacemos conciertos, ballet contemporáneo, clásico, y formación, conferencias... lo que es una programación cultural.  

P: O sea que hay un espacio museístico dedicado al arte y la parte del pensamiento corresponde a un espacio multifuncional para la filosofía, la reflexión, la música… 

R: Sí, tenemos un espacio polifacético, multicultural, multiusos. Realmente estamos limitados porque solo tenemos ese espacio y la convivencia de diferentes disciplinas y eventos se hace difícil. Si tengo una exposición, difícilmente puedo utilizar ese espacio como auditorio, por ejemplo. Tengo que estar montando, desmontando, montando... es un poco lioso y más para el poco personal que tenemos. Sin embargo, vamos salvando la programación y usamos ese espacio bastante bien. 

P: La sede hoy por hoy es el Castillo de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria, ¿es el lugar adecuado para Martín Chirino? 

R: Es maravilloso. No solo contamos con el patrimonio histórico-arqueológico, sino que fue intervenido por Nieto Sobejano, estudio de arquitectura especializado en intervenciones y en patrimonio y creación de nuevos museos. Cuando se invitó a Martín Chirino a ocupar el espacio, no le cupo duda de que realmente no iba a contar con otro espacio más bonito en el mundo. No había mejor sitio que su tierra natal, y a pocos metros de donde él nació y donde disfrutaba de toda su infancia, como él decía "Hice el viaje de Ulises": salí y volví otra vez con todo mi legado a devolverlo a la sociedad y, especialmente, a Canarias. 
 

 Foto: Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino

Castillo de la Luz. Foto: Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino

P: ¿Quién visita el museo?

R: Evidentemente estamos en Canarias, por lo tanto, recibimos muchísimos turistas internacionales. Hay más internacionales que locales, principalmente. Y de todo tipo de público: curiosos, amantes, interesados… Realmente hay variedad y heterogeneidad de público. 

P: Desde el punto de vista de un gestor de un espacio museístico… ¿Hay calidades, niveles o preferencias de turistas? ¿Interesa que sean más cultos o cualquiera que quiera consumir, disfrutar del arte, es un buen turista?

R: A finales del siglo XX y principios del XXI, la concepción del museo cambió. Ya no eran espacios contenedores y donde se exhibía, se convirtieron en espacios en los que también se debate y se cuestiona todo. Entonces, el público al que va dirigido es heterogéneo y con una diversidad amplia. En ningún museo del mundo te piden certificación académica ni que seas experto para visitarlo. Por ello, tenemos que dar una solución. No solo hay que ser fieles a lo que se cuenta, sino que realmente tienes que abrirte a los medios que hoy en día se exhiben en todos los sitios y la forma de contar y exponer al público en general. 

P: ¿Cree que ha ido cambiando el perfil del visitante de un museo o es el mismo? 

R: Ha cambiado. Tenemos un ejemplo maravilloso y es el Museo del Prado. El Prado era el museo estatal por excelencia y llegó Miguel Zugaza —exdirector del Museo del Prado— y se le ocurrió la brillante idea con la exposición de Velázquez, que realmente trajo dos cuadros de fuera y el 99% de lo que se exponía era lo que ya estaba contenido en El Prado; realmente, le dio una visión y mucha publicidad, y se acabó convirtiendo en un hito. No faltó nadie en esa exposición, había muchas colas. A raíz de ese tipo de exposiciones, el hacer esas presentaciones masivas, se vio como una fuente de financiación propia de los museos. Tenemos el Museo Reina Sofía, que es un museo de referencia, que también lo hizo con las exposiciones de Salvador Dalí. Por lo tanto, tienes que jugar con varias herramientas y decir necesito autofinanciación y hacer esas exhibiciones que llaman la atención a las que acude la sociedad en general. Después, están las otras más especializadas dirigidas a un público más especializado, pero tienes que contar con todo el público. 
 

Museo del Prado. Foto: Pixabay

Museo del Prado. Foto: Pixabay

P: Con la pandemia se empezaron a usar mascarillas y se aprendieron un montón de medidas que poco a poco se han ido diluyendo e incluso, olvidando. ¿En los museos se sigue manteniendo algún tipo de control de límite de aforos? 

R: No, ya está todo olvidado. La verdad es que la pandemia, como al resto de sociedad, nos complicó mucho la vida porque de pronto mi aforo de 50 personas se restringió a un tercio. Entonces, con 13 personas ya tenía ese tercio. Por otro lado, tenía que controlar el aforo y, además, las entradas son recursos de autofinanciación y al final repercutía mucho. También hubo una psicosis general de pánico por la que el propio visitante ejercía de policía, “Este se me acerca”, “Este no lleva la mascarilla”… Era muy difícil gestionar todo. Afortunadamente, ya está todo olvidado y esperemos que no vuelva a suceder porque nos volvimos locos. El Gobierno a su vez estaba publicando medidas constantemente y tenías que estar muy alerta porque el público podía poner una queja. Era todo muy complicado. 

P: El ejemplo de la exposición de Velázquez, ¿es este el nuevo marketing del arte? 

R: Es el nuevo marketing de las ciudades. Es decir, la gente que va a una ciudad mira las entradas para un museo, no solo para espectáculos teatrales o cines. El museo ya forma parte de la visita obligada cuando viajas a cualquier ciudad. De hecho, los museos están constantemente en transformación. Se está invitando a arquitectos y estrellas mundiales para hacerlo más atractivo y llamar a ese público. Por ejemplo, en París, no solo vas a ver la Bolsa de Comercio, sino que vas a ver la intervención que ha hecho el arquitecto Tadao Ando. Esto son como reclamos que se están haciendo de forma continuada y se hace visita obligada cuando viajas a cualquier centro. 

P: ¿Cómo afrontan los museos este siglo XXI teniendo en cuenta el papel importante que está jugando el desarrollo tecnológico? 

R: Los amantes del arte creo que deberíamos diferenciar entre conocimiento y disfrute. Es decir, desde casa puedes conocer ese museo, pero el disfrute y la experiencia que te da una obra de arte no te la puede dar una pantalla y un teléfono. Esto es como cuando ves el mar mil veces en fotografías y en el cine, pero hasta que no llegas al mar y lo hueles y lo escuchas, no sientes. Lo mismo pasa con una obra de arte. En la pandemia nos volvimos locos creando herramientas de cómo entretener a la gente desde casa y, la verdad, que fue una locura. En mi caso, lo hacía porque lo hacían todos y si no lo hacías tú es que estabas en casa sin hacer nada. Lo hacía, pero me quejaba porque decía que no puedes sustituir el disfrute del tête-à-tête con la obra. Es insustituible. 
 

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Los museos tienen que jugar con varias herramientas, necesitan autofinanciación y hacer esas exhibiciones que llaman la atención a las que acude la sociedad en general"


P: Es como irse de vacaciones viendo una película… 

R: Totalmente. Tenemos una herramienta 3D de visita virtual a la fundación que, desde casa te puedes hacer una imagen, pero luego cuando llegues a ver el museo, el castillo que tenemos, el espacio te envuelve. Se utiliza todo el tema de tecnología como conocimiento, pero como experiencia tengo mis dudas. 

P: ¿El museo es una razón para viajar o es un complemento al viaje? 

R: Sí, personalmente voy a sitios porque se abren nuevas galerías, nuevos centros de arte y elijo más este paquete que la ciudad. Despues evidentemente la ciudad complementa, pero no todo el mundo es como yo. Hay gente que va a ciudades y luego complementa su visita con los museos. En mi caso, cuando elijo destino es porque tengo un centro que ver o algo especial. 

P: ¿Qué opina de las exposiciones interactivas y audiovisuales que son cada vez más recurrentes? 

R: Como decíamos antes, es una forma de dar conocimiento y de entretener. Aunque son herramientas completamente diferentes. Hace poco estuve en una experiencia 3D del músico Gustavo Dudamel y no deja de sorprenderte que haya herramientas en las que parece que vayas a tocar al director y que te vayas a meter dentro del instrumento. Sales y piensas que has tenido una experiencia estupenda, pero el asistir a un concierto no lo suple estas herramientas.  

P: En Madrid estuvo la producción inmersiva de Gustav Klimt y parece una manera diferente de acercar el arte. En esta experiencia hubo mucha interacción, música, audiovisual… Es verdad que no había obras reales, pero es una forma también de desear ir a verlo.

R: Sí, desde finales del 2019 estamos acudiendo a una interrelación entre las artes y ya no sabes dónde termina una disciplina y dónde empieza la otra. Entonces llegamos a hacer conjunción de disciplinas y ya estamos mezclando el videoarte con la danza y con la música. Estamos creando nuevos productos que ofrecer y, evidentemente, está muy bien tomar como sujeto a la historia del arte con el artista y desde ahí crear un discurso al público. Es cierto que llamas a un tipo de público diferente, el cual ya atraes a través de ese conocimiento que previamente ha tenido con esa experiencia. Por lo tanto, a partir de ahí ya decide insertarse en ese artista, en esa historia del arte.