Canadá vive su mayor éxodo en más de medio siglo, un fenómeno que podría tener un fuerte impacto en el turismo del Caribe, ya que el país norteamericano es uno de sus principales mercados emisores. En 2024, más de 106.000 canadienses abandonaron el país —la cifra más alta desde 1967— y la tendencia sigue al alza: solo en el primer trimestre de 2025 ya se habían marchado 27.000 personas. La mayoría procede de la provincia de Ontario, seguida por Columbia Británica y Alberta, mientras Quebec resiste mejor la fuga de población.
Especialistas atribuyen esta ola migratoria a los altos costos de vida, la crisis de vivienda y las mejores oportunidades laborales en el extranjero. Este escenario está empujando a miles de jóvenes profesionales a buscar destinos donde incrementar su nivel de ahorro y donde, por tanto, tendrán más posibilidades de irse de vacaciones.
Se trata precisamente de un perfil que suele viajar a destinos de sol y playa, por lo que su emigración supone una amenaza para la demanda turística caribeña desde Canadá. Los viajes hacia la región podrían caer, lo que afectará negativamente a las empresas turísticas, como hoteles, aerolíneas y touroperadores que tradicionalmente cuentan con este público de alto poder adquisitivo.
Este éxodo ha intensificado en las últimas semanas el debate en Canadá sobre vivienda asequible, empleo y retención de talento. No obstante, mientras no haya soluciones, los destinos caribeños enfrentan la posibilidad de perder a uno de sus clientes más fieles y con mayor capacidad de gasto, justo en un momento en que la competencia internacional por atraer turistas es cada vez más feroz.



