El 60% de los primates están en peligro de extinción y el ser humano es el culpable debido a la presión que ejerce con la caza, la agricultora o la minería.

En apenas 50 años habrán desaparecido tres de cada cuatro especies de primates, 378 de las 504 registradas, según determina un macroestudio publicado por Science Advances que ha sido coliderado por Alejandro Estrada, un primatólogo mexicano que lleva 35 años estudiando los primates de América,  junto a otros treinta especialistas. 

Los expertos apuntan a la agricultura como el principal problema, pues ya ha devorado el 76% de las hábitats de estos animales. Entre 1990 y 2010 ha devorado 1,5 kilómetros cuadrados de esas zonas,  una superficie que representa tres veces la de España. Además dos millones de kilómetros cuadrados de cubierta forestal se han perdido. Además, la caza es causante de la pérdida directa del 60% de estos animales, todo esto potenciado por una tendencia emergente: la de las capturas para consumo humano. Por ejemplo, en Nigeria y Camerún se comercializan cada año 150.000 primates en el mercado de la carne. Otro problema es la tala de árboles que afecta al 60% de los entornos, así como la ganadería que daña al 31%. También la minería, aunque se localiza en pequeños territorios, tiene una capacidad destructiva muy grave. 

El estudio ha sido el primero que se centra en aportar un análisis global del estado de conservación de estos mamíferos en el mundo y las acciones del hombre que afectan a su conservación. Estrada ha explicado que: "Si bien abordar las principales amenazas que afectan a las poblaciones de primates requiere políticas globales, un enfoque local sería constructivo". También añade que:  "La deforestación, la caza insostenible y el comercio ilegal podrían abordarse rápidamente", con el objetivo de sensibilizar a la población de las zonas urbanas y rurales de que los primates son un componente importante de su capital natural. Que conservarlos con sus hábitats y detener el comercio ilegal significa invertir en el futuro”. 

La pérdida de estos animales también repercutiría en el turismo. Muchos safaris alrededor del mundo basan su actividad en la visita al hábitat de diversos primates.