“Lo que buscamos es trasladar al huésped a los años de mayor esplendor de esta estación para que viva una experiencia muy diferente. Es un viaje en el tiempo”. Esta es la magia del nuevo Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel, según María Bellosta Puyuelo, directora general de este establecimiento operado por la mencionada marca del Grupo Barceló. Se trata de una antigua estación de tren, inaugurada en 1928, que ha sido reconvertida en un hotel.

El edificio de esta vieja estación está declarado Bien de Interés Cultural, por lo que es propiedad del Gobierno de Aragón. El Ejecutivo regional buscaba un proyecto “que sirviera para devolver el esplendor turístico al Pirineo” y hoy alberga un hotel cinco estrellas gran lujo en el que Barceló trata de crear para el huésped una experiencia cargada de elementos ferroviarios.

Pregunta (P): Vamos a hacer un recorrido de la actualidad hacia el pasado, ¿qué es ahora Canfranc Estación?
 

Respuesta (R): Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel es un hotel de cinco estrellas gran lujo, que está en un pueblo que se llama Canfranc, en la provincia de Huesca, en pleno corazón del Pirineo, a 8 km de Francia. El edificio es producto de la rehabilitación de una antigua estación de ferrocarril, que se inauguró en 1928. Es un edificio icónico porque es muy grande, fue una de las estaciones de ferrocarril más grandes de las inauguradas en toda Europa en aquella época, y ahora se ha rehabilitado conservando todo el esplendor que tuvo entonces.

P: ¿Cuándo se llevó a cabo la reconversión y cuándo lo inauguraron como hotel?
 

R: Hemos inaugurado el hotel el pasado 27 de enero. El Gobierno de Aragón es el propietario del edificio porque está declarado Bien de Interés Cultural y empezó hace años la rehabilitación de la estructura o la conservación de la fachada y del tejado. La parte del interiorismo se ha hecho en los últimos años.
 

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Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel | Foto: Barceló

P: Cuando hablan de una obra de estas características, ¿lo llaman reconversión o lo llaman rehabilitación?
 

R: En realidad es devolver a la vida el edificio en forma de hotel, pero conservando su esencia. No es exactamente una rehabilitación y tampoco es una conversión porque no hemos modificado nada de lo que es la estructura. Es más, el proyecto está basado en toda la riqueza histórica y patrimonial que tiene ese edificio.

P: ¿Cómo surge o a quién se le ocurrió la idea de convertir una vieja estación de tren en un hotel de cinco estrellas?
 

R: El edificio histórico, la estación original, albergaba ya un hotel en su interior en 1928, así como una oficina de correos, aduanas… todos los servicios que una estación de tren o lo que sería ahora mismo una plataforma logística necesitaba en aquella época. Por ello, el Gobierno de Aragón entendió que la forma de dotar de vida, de generar empleo, de crear un proyecto de desarrollo para una zona rural y protegerla del riesgo de la despoblación era crear un proyecto que sea motor económico en la zona. Un proyecto que realmente sirviera para devolver el esplendor turístico al Pirineo, para darlo a conocer como un destino que es capaz de generar experiencias que son muy diferenciales y en este punto aparece el Grupo Barceló, con su marca a Royal Hideaway. Lo que buscamos con este hotel es un lujo experiencial, es inspirar, es sostenibilidad y es crear proyectos que realmente devuelvan al territorio su verdadero valor, al origen.

P: ¿El hotel mantiene la ambientación o la decoración de los orígenes del edificio? ¿Se hace referencia al pasado ferroviario?
 

R: Sí, el proyecto de interiorismo, realizado por Il Mio Design, se ha basado en el arte, en los estilos arquitectónicos de los años 20-30, cuando se inauguró la estación y también en el carácter ferroviario. Esto es una estación de tren en sí misma y hay elementos ferroviarios en todo el edificio y en todos los servicios del hotel. Incluso en el contenido, en la creación del concepto, en todos los servicios, en todas las experiencias para nuestros huéspedes tenemos presente que esto es una estación de tren. Lo que buscamos es trasladar al huésped a los años de mayor esplendor de esta estación para que viva una experiencia muy diferente. Es un viaje en el tiempo.

P: ¿Cuál es el perfil del cliente de Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel?
 

R: Nosotros les llamamos viajeros, porque son propios de las estaciones y de los viajes. Es un cliente que busca experiencias completamente distintas. El edificio no es un alojamiento, sino que es un destino en sí mismo. Dentro de ese destino tiene cabida cualquier persona que le guste inspirarse en la naturaleza, en la historia, en el deporte de aventura, en todo lo que el territorio pirineo puede ofrecer. Yo creo que eso es un lugar que puede satisfacer a todas las edades, tanto a familias como a parejas, a personas mayores o a jóvenes, deportistas, que buscan destinos que sean sostenibles y que tengan una oferta diferenciada a lo que estamos acostumbrados.

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Restaurante en Canfranc Estación, a Royal Hideaway Hotel | Foto: Barceló

P: ¿Han tenido a algún cliente que se haya alojado en el hotel o lo haya visitado solo por el hecho de ser una estación, ósea, fanáticos del tema ferroviario?
 

R: Sí, exacto. Hay muchos aficionados a los trenes, a lo que sería la ingeniería y la arquitectura ferroviaria. En España y Europa hay mucha riqueza en este sentido, y hay mucha cultura ferroviaria. Recibimos personas que son realmente apasionadas de los trenes, hasta aquí se puede llegar en tren todavía. Tenemos una estación de tren que se ha construido frente al hotel y hay muchas personas que viven la experiencia de llegar a una zona de montaña en tren.

P: ¿Qué cree que hubiese sido de la vieja estación de Canfranc si no llega a convertirse en hotel?
 

R: Pues lamentablemente creo que se hubiera perdido, se hubiera acabado derruyendo. Ese era el riesgo y el miedo de todas las personas que viven aquí y que todos los amantes del Pirineo teníamos como amenaza. Estamos viendo que muchas de las personas que viven aquí, en el Pirineo, en los pueblecitos de alrededor, se emocionan al entrar y ver cómo está ahora. Porque se ha mantenido la esencia, ese esplendor de lo que fue y además hemos evitado el riesgo de que se pierda un edificio patrimonial, que es único en Aragón, para nosotros es un emblema que se ha protegido. Es uno de los monumentos más visitados en Aragón y a nosotros nos representa. Muchos pueblos luchan por sobrevivir al riesgo de la despoblación, entonces seguramente si no se hubiera hecho nada y no se hubiera dotado de vida se hubiera podido perder.

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Villa de Canfranc | Foto: Turismo de Aragón

P: ¿Cómo incide en el entorno el hecho de reconvertir este tipo de espacios, de darle una nueva vida a una vieja estación como hotel? ¿Cómo incide en la población y en el bienestar de la sociedad?
 

R: Bueno, es uno de los objetivos de sostenibilidad y de responsabilidad social del Grupo Barceló. En todos los proyectos que emprendemos lo que buscamos es mejorar la vida de los territorios en los que tenemos los hoteles. En una zona rural, el impacto es mucho más visible. En un pueblecito de 400 personas, como es Canfranc, vamos a crear 100 puestos de trabajo directos, más aquellos indirectos que poco a poco vayan creando las empresas con las que colaboramos. Por lo cual, el impacto es muy importante, lo que hacemos es llenar las escuelas y evitar que se pierdan los servicios médicos.

P: ¿Perciben ustedes que la juventud se haya ilusionado de no tener que marcharse?
 

R: Las personas que viven aquí, las personas que crían a sus hijos aquí, que los llevan a la escuela, tienen el sueño de permanecer aquí. Además, la calidad de vida es algo que valoran las personas que no quieren vivir en zonas urbanas. Lo que ofrecemos es la posibilidad de tener un medio de vida que permita a la gente a quedarse. Vemos a muchísima gente interesada en hacer un cambio y emprender una nueva vida en un espacio en el que se puede salir a pasear, en el que disfrutar de la naturaleza y en el que ven mucho más a su familia porque no tienen tantos desplazamientos.

P: ¿Quién forma a las personas que trabajan en el hotel?
 

R: Es complejo. Es un reto precioso y, por supuesto, nos ayuda el Grupo Barceló. La marca a Royal Hideaway tiene unos procedimientos que nosotros tenemos que implantar en el hotel y que garantizan la excelencia en el servicio. Nosotros disponemos de personas y soporte en la central de Barceló, que nos ayudan a realizar estas formaciones. Luego es dedicarle mucho tiempo y mucho cariño, y creer en el proyecto