Donde ahora hay destrucción, en otra época fue una ciudad normal. Uno de los atractivos de Alepo en Siria fue el hotel Baron. Abrió sus puertas en 1911 y en sus habitaciones se alojaron personajes ilustres como Lawrence de Arabia y Agatha Christie.

En 2011 cerró y con él echó el cierre también una época de visitantes mayormente extranjeros. La estación del ferrocarril, a unos 500 metros del establecimiento hotelero, también se quedó vacía y ya no circulan por allí los trenes con destino a Estambul o Teherán.

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Hasta los últimos refugiados del este de Alepo que se alojaron allí en 2014 se han marchado. Roubina Tashjian, es la albacea de un hotel fantasma. Ella y su hermana son ahora las únicas inquilinas del viejo caserón. En unos pasillos por donde transitaban miembros de la realeza europea, ahora pulula el abandono y el caos.

En la habitación 203, la maestra de la novela negra comenzó a escribir Asesinato en el Orient Express. David Rockefeller, Charles de Gaulle o el aviador Charles Lindburgh aparecen también en la lista de huéspedes. Un pasado que dadas las circunstancias que vive este país, será muy difícil de recuperar.