Un vertido de petróleo en Perú afecta ya a 2,9 kilómetros cuadrados de mar y costa, un total de 17 playas y dos reservas naturales. El Gobierno de Perú ya ha anunciado que llevará a cabo “acciones urgentes y graves”, tanto para condenar a los culpables como para ayudar a las familias de la zona, que viven principalmente de la pesca y el turismo.

El vertido de crudo comenzó el pasado sábado tras un incidente en la refinería La Pampilla, operada por la compañía Repsol, provocado por el fuerte oleaje debido a la erupción del volcán submarino en Tonga (Océano Pacífico). Hasta la noche del pasado martes, el gobierno peruano había confirmado un derrame que alcanzaba los 6.000 barriles.



 

El área afectada por el vertido se extiende a lo largo de 50 kilómetros del litoral, desde la refinería, ubicada en el distrito de Ventanilla, en la provincia del Callao, hasta la playa Peralvillo, en el municipio de Chancay. La zona se encuentra al norte de la capital peruana, Lima.

“Además del terrible daño a la fauna marina y silvestre, tenemos otro factor preocupante: la afectación de las familias que viven del turismo. Los bañistas permitían que negocios relacionados con el turismo y el ocio generaran ingresos económicos, los cuales ahora se han perdido”, ha aseverado al diario El Comercio el titular del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez.