El estado de Florida (EE.UU.) está teniendo que hacer frente a una gran amenaza, una invasión de iguanas verdes que están poniendo a prueba la paciencia de locales y visitantes.

La situación ha llegado a tal punto que la Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca del estado ha lanzado un mensaje por el cual indica que los propietarios de viviendas no necesitan ningún permiso para poder matar a las iguanas que entren en su propiedad. Es más, este organismo alienta "a los propietarios a matar a las iguanas verdes siempre que sea posible”. También será posible matar a estos reptiles a lo largo del próximo año en 22 espacios públicos del sur de Florida.

Y es que según señala el Tampa Bay Times, estos animales se han multiplicado de forma exponencial con los peligros para el ecosistema que ello representa. En 1960 solo se producían avistamientos en el condado de Miami-Dade, sin embargo ahora se han extendido en todo el territorio favorecidas por el clima subtropical, la alta densidad humana (que provee a las iguanas de alimentos) y la ausencia de depredadores naturales.

Las iguanas verdes son consideradas una especie invasora, puesto que proceden de Sudamérica y Centroamérica. Son especialmente dañinas para el entorno puesto que se comen las plantas y cavan túneles, provocando la erosión y el colapso de paseos, diques y cimientos de las casas. A su vez, sus deposiciones, pueden provocar salmonella.

La fauna del lugar también se ve impactada puesto que consumen algunos tipos de caracoles y mariposas.

Gran Canaria y las culebras californianas

España también tiene sus propios ejemplos de especies invasoras que están poniendo las cosas difíciles tanto a los vecinos como a las especies endémicas. Un caso muy particular es el de la isla de Gran Canaria, que está haciendo frente a un peligro que repta sobre sus tierras y que puede suponer el fin de muchos de sus lagartos y aves.

La culebra californiana real, procedente del oeste de EE.UU., ha demostrado ser un reptil que se ha adaptado con sorprendente rapidez a esta isla, tras llegar por capricho de algún coleccionista. Fue encontrada por primera vez en libertad en 1998 y con el paso del tiempo su número se ha disparado. De hecho, la presencia de miles de ejemplares se ha convertido en una molestia para los habitantes de la zona centro de la isla (Telde y Valsequillo)  y su amenaza ya ha llegado al interior de los municipios turísticos como San Bartolomé de Tirajana/Maspalomas y Mogán, en el sur de la isla.

Pese a que no supone un peligro para el hombre sí que lo es para dos especies autóctonas como el icónico lagarto gigante de Gran Canaria, (Gallotia stehlini) y la lisa de Gran Canaria (Chalcides sexlineatus).