Ayer contamos la historia de Irgo, el pastor alemán que tenía que viajar de Oregón a Kansas (EE.UU.), en un vuelo de 2 horas y 45 minutos y que después de más de 12 horas apareció en Japón. Lo más sorprendente es que sus propietarios cuando fueron a recoger a su pastor alemán se encontraron con un gran danés. "Perro es perro", pensarían los responsables de la aerolínea.
Un cambiazo que obligó a United Airlines a devolver a Irgo a sus dueños en Kansas y volver a atravesar el pácifico otras 12 horas de vuelo. Al final, y para resarcirse con sus propietarios, la aerolínea tomó la decisión de usar un avión privado y así colmar de atenciones al animal.
Toda una aventura para este viajero de cuatro patas.