Después de que algunas aerolíneas hayan prohibido viajar a sus pasajeros con un Galaxy Note 7 a bordo, encendido o apagado, por el riesgo de explosión, Samsung ha instalado puestos en distintos aeropuertos de todo el mundo para que los usuarios puedan cambiar su smartphone por otro. La iniciativa comenzó en el aeropuerto de Incheon, en Corea del Sur y se trasladará a otras terminales de Australia y Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses han advertido que los pasajeros que viajen con uno de estos dispositivos pueden enfrentarse a una multa y penas de cárcel de hasta diez años. Aunque la empresa coreana ha llevado a cabo retiradas masivas del producto, se estima que aún hay más de un millón de unidades en uso por todo el mundo