A partir ahora, todos aquellos turistas de entre 14 y 70 años que visiten al gigante asiático tendrán que permitir que los responsables de seguridad del país les tomen sus huellas dactilares.

Según el ministerio de Seguridad Pública chino, responsable de la medida, la intención es intensificar los controles de personas para poder prevenir posibles ataques o atentados terroristas. Una medida que se suma a la hasta ahora conocida, que se limitaba a tramitar un visado de entrada en las embajadas chinas correspondientes.

A pesar de que otros países como Estados Unidos o Japón tienen requerimientos similares, la medida no está exenta de polémica puesto que la toma de huellas dactilares permite conocer otros datos biométricos.