La república de Turkmenistán ha inaugurado un nuevo aeropuerto que pretende recibir 14 millones de viajeros al año. El problema es que al país, buena parte en ruinas, le faltan los visitantes. El aeropuerto está preparado para recibir aviones internacionales como el Airbus A380 y el potencial del aeropuerto es equiparable al de Milán. Sin embargo, hasta ahora sólo han llegado algunos aviones procedentes de Rusia, China, Turquía y Bielorrusia. El presidente Gurbanguly Berdymuchammedow quiere cambiar esta tendencia y convertir Asjabad, capital del país y sede del aeródromo, en una zona que conecte Asia y Europa. Turkmenistán espera cambiar su aspecto gracias a las modernizaciones previstas para 2017 con motivo de las olimpiadas asiáticas. Sin embargo, es complicado pensar en un gran aumento del turismo, teniendo en cuenta que en 2015 las cifras oficiales de visitantes sólo llegaron a 100.000 visitantes. Las razones podrían ser las trabas en el visado y otras restricciones. También para los habitantes es difícil abandonar el país, sobre todo si no son leales con el régimen o están archivados como activistas. El aeropuerto entra dentro del "gigantismo" por el que es conocido el país: en Asjabad se encuentran la noria más grande y el mástil más alto del mundo