Francia está perdiendo la esencia de sus pueblos de provincia. En sus centros históricos ya no hay cafeterías, tiendas de alimentación o carnicerías. Los únicos comercios que sobreviven son las tiendas para turistas y las de ropa de marca.  

Poblaciones como Albi, Agen, Limoges, Bourges, Arras, Beziers, Auxerre, Vichy o Calais están en decadencia. El bloguero Florian Jourdain publicó en internet un mapa que recogía todos los locales tradicionales cerrados en las regiones.  Por ejemplo, en la primera, en el casco antiguo solo queda una boulangeria (panadería tradicional) y ya no quedan carnicerías, aún cuando estos establecimientos son icónicos. 

El auge de los centros comerciales es una de las principales causas del declive. Hoy en día Francia tiene la mayor densidad de este tipo de espacios de toda Europa, su población se ha rendido a ellos, algo que ha desvitalizado los núcleos de las poblaciones de la campiña que están destinadas a convertirse en regiones de paso para los turistas. 

Ante esto, la candidata de extrema derecha Marine Le Pen ha encontrado una de las bases de su campaña electoral. La política promete proteger 'lo francés' frente a la globalización, la inmigración o el terrorismo. Así está ganado votantes entre los habitantes de las zonas cuya actividad comercial no para de caer.