Los selfies junto a animales exóticos se han erigido como grandes atractivos para los turistas en países como Tailandia, Marruecos o Vietnam

Tigres, cocodrilos o monos son las principales víctimas de esta explotación. Chiara Vitali, gerente de campaña de World Animal Protection ha declarado que “La ironía es que la gente que se saca las fotos lo hace porque ama a los animales”, pero “detrás de ese selfie hay a menudo mucho abuso”. 

Este tipo de negocios genera una gran cantidad de beneficios. Se estima que alrededor de 110 millones de personas visitan estas atracciones cada año. Sin embargo, la industria de los viajes está dando grandes pasos en contra de esta tendencia. 

Empresas como TUI o Intrepid Group están promoviendo estándares de bienestar para la fauna en los destinos de vacaciones. Además, algunas compañías ya no ofrecen viajes a lugares que ofrecen contacto directo con los animales y otras ofrecen alternativas para evitar las más populares y dañinas: en vez de montar en elefante ofrecen excursiones a reservas naturales donde observarlos en libertad; en vez de nadar con delfines, se ofrecen experiencias para marinas diferentes o en lugar de los selfies con tigres, se promocionan expediciones a parques orientados a la conservación de la raza.