Numerosos destinos turísticos populares en todo el mundo tienen problemas a la hora de gestionar el volumen de visitantes. Ciudades emblemáticas como Ámsterdam, Barcelona y Dubrovnik están sufriendo en carne propia el fenómeno de la masificación y, durante este año, han tomado medidas para reducir el turismo. Esto podría sonar contradictorio, teniendo en cuenta que el sector turístico constituye una importante fuente de ingresos para la economía de cualquier país. Sin embargo, las mencionadas ciudades consideran que la llegada masiva de visitantes más que un baluarte de oportunidades económicas, representa una pesada carga para los lugareños.

El caso más representativo es la ciudad de Venecia que se ha visto sobresaturada debido a la llegada de cruceros y un gran número de turistas que arriban en otros medios de transporte. Con una población de 55.000 habitantes, la metrópoli italiana recibe, en temporada alta, unos 60.000 visitantes al día.

La fundadora y máxima responsable del club de socios de viajes ‘Indagare’, Melissa Biggs Brandley comenta que “estos problemas de congestionamiento están en gran parte ligados a los cruceros”.

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“En Dubrovnik, por ejemplo, cuando llegan dos barcos y hay 3.000 personas más en la ciudad vieja, la experiencia es totalmente distinta. Es difícil imaginar cómo era la ciudad hace cientos  de años. No se puede ver nada”, recalcó.

Una de las soluciones que aporta Brandley es ir contra corriente y promocionar el Caribe en verano y Europa en invierno, o analizar los itinerarios de los cruceros para evitar la masificación en las ciudades, cuando esperan barcos en puerto.

Otras alternativas viables podrían ser: en lugar de Machu Picchu en Perú, sugerir a los viajeros la Isla de Pascua, frente a las costas de Chile y disfrutar de sus singulares Moáis, o la ciudad colonial de Cusco, en el propio Perú. Y, en lugar de Ámsterdam, probar Hamburgo (Alemania), una bonita metrópoli portuaria, o Estocolmo con sus encantadores edificios barrocos.

En lo que va de año, los turistas han reservado 369 millones de viajes internacionales, una sorprendente cantidad que equivale a casi 1,6 millones de viajes al día. Hasta la fecha son 21 millones más de sellos de pasaportes que los alcanzados a comienzos de 2016.