En general, cuando se fabrican diferentes tipos de productos se tiene que pagar o comprar los recursos necesarios para elaborarlos y poder comercializarlos, pero en turismo es algo que bien no se da, bien no está nada claro cuál es el pago por estos recursos.

Por supuesto, existen inversiones en inmuebles, infraestructuras (la mayoría pagadas por las Administraciones Públicas), en general un inmovilizado que se supone aumentara de valor con el tiempo y, por tanto, con un muy esperado retorno, base de cualquier negocio y claramente asumible.

Estas inversiones públicas repercuten en el sector turístico, que a la vez genera empleo directo e indirecto, una riqueza económica y, algunas veces, también un desarrollo a nivel local, cuando se crean destinos funcionales donde los diferentes actores (stakeholders) participan de forma activa y sinergética, algo que se suele dar más en destinos maduros y en algunos emergentes. (Obviamente que ha habido beneficiarios directos, los propietarios de los terrenos, impuestos, tasas y el posterior capital de trabajo).
 

Playa Palma - Mallorca - Baleares

Playa Palma - Mallorca - Baleares

Pero al mismo tiempo, el turismo (Horeca y todos los servicios conexos) para desarrollar sus productos y experiencias necesita usar los diferentes recursos naturales, culturales y sociales y, sin embargo, no paga ni compensa por su uso. De hecho, este uso productivo ha causado impactos negativos en el entorno.

Cabe señalar, que esto incluye también factores ambientales, como el clima y el microclima, que son determinantes para un porcentaje elevado de destinos turísticos y que debería ser parte de una estrategia superior de adaptación y mitigación a la crisis climática (consecuencia del cambio climático), pero que sin duda forma parte del conjunto de recursos naturales.
 

arturo crsoby dest

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Si no se paga por su uso, debería al menos desarrollarse una política de compensación, al igual que se usa en la descarbonización en el propio entorno local

 

Si no se paga por su uso, debería al menos desarrollarse una política de compensación, al igual que se usa en la descarbonización, pero en vez de buscar lugares lejanos o sin conexión con el destino o empresa, debería hacerse en el propio entorno local. Además, es necesario comentar que esta compensación es una inversión muy rentable para la propia actividad turística, ya que mejoraría enormemente su calidad ambiental, que se traduce en turística.

Un ejemplo es lo que está llevando a cabo la cadena de hoteles Accor que trata de invertir en la biodiversidad en sus entornos locales, preservando sus entornos locales. 

Para quizás detallarlo o explicarlo mejor: si el destino, alojamientos, restaurantes y animación turística implementasen su programa de compensación ambiental, por ejemplo las playas o el litoral mejorarían de forma increíble o una zona de montaña o rural… porque de esta forma podrían recuperar o regenerar un entorno natural cada vez más degradado que beneficia a la creación de experiencias turísticas de mayor calidad y, por tanto, más satisfacción.

Obviamente, lo ideal para llevar a cabo esta estrategia de compensación/regeneración es un tipo de gestión cooperadora, lo que se denomina Gobernanza, que implica el mix de lo público-privado (Public-Private-Partnership) y, también, de alguna manera podría ser un resultado de otra estrategia muy eficiente, “Coopetition”, traducida como Coopetencia (que implica cooperar para poder competir con otros destinos), término que lo puso en valor el profesor Donald Hawkings a finales de los 80 y lo impulso en España el profesor Eduardo Fayos-Solá, aunque parezca un término más reciente.
 

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…logrando que parte de los ingresos se transformen en inversiones que regeneren el patrimonio natural clave para esta actividad económica


De alguna manera es lo que podría llamarse regenerar el entorno, que es lo que algunos denominan confusamente turismo regenerativo.

Esto también sería aplicable a los recursos culturales y sociales, logrando que parte de los ingresos se transformen en inversiones que regeneren estos patrimonios clave o vitales para esta actividad económica, logrando así una mejor reputación social, que tanto necesita el turismo.

Habría que pensar que si el turismo deja una huella, ya sea de carbono, de pérdida de biodiversidad, de impactos sociales, etc. es mucho mejor que esta sea una buena huella y pensar que si se puede lograr si existe conciencia e inteligencia, que el Turismo contribuya directamente a regenerar el entorno natural donde se desarrolle y, por supuesto, que el ámbito de actuación se extienda al hinterland.


*Arturo Crosby es editor de Natour magazine.