Por una vez, el que mejor ha explicado el problema del accidente del Boeing 737 Max de Ethiopian Airlines ha sido Trump, que en un tweet indicó que los aviones se han vuelto demasiado complejos, tecnológicamente.

En 1968 empezaron a volar los primeros B737, el avión con más éxito de la historia. Más de 10.000 unidades han alzado el vuelo. Ese mismo año, premonitoriamente, se estrenó 2001: Una Odisea del Espacio, en la que el ordenador Hal 9000 se hace con el poder en la nave espacial. Para recuperarlo, los humanos tienen superar un duro enfrentamiento. Kubrick nos señalaba los riesgos de la inteligencia artificial antes de que nadie hablara de eso.

Los dos recientes accidentes del 737 Max, que empezó a volar en 2016, se podrían deber, según algunos pilotos, al MCA; un ajuste automático que equilibra la posible subida excesiva del morro. En la jerga especializada parece que dicen que el avión “se encabrita”. El piloto humano no debería enterarse, puesto que el sistema daría el control al ordenador. De hecho, en los cursos de acreditación no se incluye su enseñanza. Algunos compañeros aseguran que, dada la situación, en algún momento los pilotos trataron de corregir el desequilibrio al pensar que el sistema automático no funcionaba correctamente, pero habrían recibido datos erróneos. Sin embargo, el fabricante garantiza la fiabilidad del sistema. Como siempre, cada uno defiende a los suyos.

Como consecuencia, se ha prohibido a los 737 Max volar en Europa y lo mismo se ha hecho en China y finalmente en Estados Unidos. En total, se han quedado en tierra casi todos los 737 que están operativos. La cartera de pedidos alcanza las 4.500 unidades. Como consecuencia, Boeing ha sufrido un duro varapalo en la bolsa y Airbus ha mejorado su situación, puesto que su A320 Neo ofrece un servicio similar y lleva años volando sin problemas.

Una situación tan extrema no se producía desde 1979, cuando un accidente de un DC 10 en Chicago, con 271 muertos, provocó que se prohibiera volar a ese modelo hasta la corrección del problema, que resultó ser un defecto en la sujeción de los reactores. Estuvieron en tierra 37 días y el fabricante de los aparatos, McDonnell Douglas, terminó siendo absorbido precisamente por Boeing. En ese mismo año, se estrenó Mad Max, la película australiana de culto que dio fama a Mel Gibson. Aquí, el que se vuelve loco es el humano.

Desde un punto de vista técnico, no hay duda de que los ingenieros de Boeing encontrarán la solución adecuada -si es que el problema ha sido informático- y de manera rápida, para conseguir que los aviones en tierra vuelvan cuanto antes al aire, pero más difícil es resolver el dilema que plantea Trump. ¿Se han convertido los aviones en unos entes tan complejos tecnológicamente que no solo no necesitan la intervención humana, sino que la desprecian cuando el humano desea actuar?

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Boeing 737 MAX 8 de Norwegian | Foto: Norwegian CC BY-SA 3.0

Por supuesto, los aviones pueden realizar el vuelo completo sin necesidad de pilotos, pero si el pasaje lo supiera no se sentiría a gusto. Nosotros confiamos más en nuestros semejantes que en las imitaciones.

Ambos modelos, el Max y el Neo, han supuesto un importante cambio en el mundo aeronáutico, con su capacidad de transportar hasta 230 pasajeros en vuelos de largo radio y en aviones de un solo pasillo que pueden operar en aeropuertos más baratos, que no suelen utilizar sus hermanos mayores. Al mismo tiempo, han reducido hasta un 15% su consumo de combustible abaratando así, drásticamente, los costes y permitiendo la realización de operaciones de largo radio, impensables hasta hace poco. No obstante, aún no han podido demostrar su rentabilidad, al carecer de clases superiores, que producen muchos más ingresos por pasajero.

Los efectos de esta situación para el turismo español se concentran en Canarias. Norwegian operaba con estos aviones en algunas rutas entre las Islas y aeropuertos del Norte de Europa, como Helsinki (Finlandia), Estocolmo (Suecia) u Oslo (Noruega), que pueden atenderse con los 737-800. Para cuando Ryanair y Air Europa reciban sus pedidos de los 737 Max, los posibles problemas habrán sido resueltos. El único peligro para el conjunto de los destinos es que esta nueva dificultad para la compañía escandinava empeore su situación ya delicada.