La animación turística es una especialidad joven dentro de la hotelería, lleva dentro de sí la gran responsabilidad de desarrollar habilidades que transforman valores y aptitudes hacia los que la ejercen y la disfrutan; su objetivo fundamental está basado en lograr un disfrute y esparcimiento placentero hacia clientes y personas que necesitan ocupar su tiempo de ocio, por lo que, aquellos encargados de realizar esta actividad deben poseer cualidades que además de entretener, logren del cliente nuevas formas de socialización.

Una gestión bien planificada y un equipo con ganas de trabajar pueden lograr estos resultados:

  • Organizar las condiciones necesarias para el desarrollo personal y colectivo.
  • Fomentar la solidaridad y el compañerismo a través de la comunicación y el trabajo grupal.
  • Sensibilizar sobre la importancia de utilizar educativamente el ocio y tiempo libre.
  • Buscar la participación en la gestión de la residencia y en la planificación y desarrollo de actividades.
  • Implicar a los residentes en actividades comunitarias.
  • Diseño y desarrollo de actividades recreativas y culturales que potencien la solidaridad y cooperación.
  • Compensar carencias y desigualdades culturales.
  • Trabajar para el crecimiento de la autoestima de los ancianos, sobre todo, apoyando en las dificultades socioculturales que implican el cambio de situación desde la vida laboral a la jubilación.

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En todos los casos el ocio y la animación constituyen una oportunidad para encontrar valores diferenciadores.

Un equipo de animación bien asesorado genera valores como:

  • Promueve la participación: No importa la edad, la condición social, ni la nacionalidad del cliente. Un programa bien diseñado y gestionado por un buen equipo de animación hace que el cliente se sienta cómodo participando y estimule a otros clientes a participar también.
  • Establece vínculos emocionales: A través de la participación, el cliente está interactuando con los animadores y creando vínculos que aportan cercanía y que rompen la barrera impersonal. El animador termina convirtiéndose en un “amigo” con el que al compartir las vacaciones. La empresa obtiene el feedback de primera mano acerca de su establecimiento.
  • Posibilita nuevas experiencias: Si el objetivo es innovar, no dudes en fomentar la creatividad y la colaboración entre departamentos para implementar nuevas experiencias de ocio. El equipo se convierte entonces en un buen facilitador de dichas experiencias.
  • El cliente se siente escuchado: el cliente tiende a compartir con el animador todo aquello que puede estar bien o mal dentro del establecimiento. El animador se convierte en una importante fuente de información para la dirección y en un gestor informal de las quejas. Desde su posición de “amigo” todo resulta menos incómodo.
  • Promociona el consumo interno: Es interesante involucrar al animador en las acciones que apoyan la promoción del consumo interno. La coordinación entre departamentos es básica para poner en marcha iniciativas de este tipo.
  • Genera contenido en las Redes Sociales: Por su situación dentro del hotel, el animador puede fotografiar, hacer entrevistas y/o grabar imágenes de forma más natural. Contar dentro del equipo con un perfil con estas características (Animador-Fotógrafo)  es de gran ayuda, siempre teniendo en cuenta la Ley de Protección de Datos (LPD).
  • Refuerza la imagen de marca: El equipo de animadores es un interesante elemento de apoyo al departamento de marketing y ventas. Toda la imagen relacionada con el ocio y la animación es susceptible de ser utilizada para potenciar su marca. Aunque bajo mi punto de vista, todos los departamentos son vendedores natos.
  • Fideliza: En los hoteles vacacionales que cuentan con buenos equipos de animación, el índice de repetición suele ser más alto. A la hora de hacer su reserva, algunos clientes preguntan por si sigue tal o cual animador. Con la llegada de las redes sociales,  todo esto se potencia mucho más porque las posibilidades de “hablar” con el cliente son mucho mayores. Aunque parezca obvio, el equipo de animadores debe crear un buen ambiente vacacional y lúdico dentro del establecimiento lo que ya supone un valor en sí mismo.

No cabe duda de que el sector se enriquece con los servicios que prestan los equipos de animación. Muchas personas desconocen la labor de los mismos, incluso en determinados casos, los propios clientes ‘in house’ y de otros departamentos, que no están al tanto de la razón de ser de un equipo de animación, creen que son meros monitores de actividades, y efectivamente esa es una de sus funciones, pero NO es la única.

El trabajo del animador propiamente dicho, no solo se centra en la realización de actividades deportivas durante el día y de espectáculos y juegos durante la noche. La misión de un equipo de animación preocupado por crecer como departamento, es la de analizar, interpretar y responder la causas por las que el cliente decide pasar sus vacaciones en el complejo en el que se aloja.

Se debe, aunque no es siempre sencillo, tratar de llegar al máximo número de personas posible, creando un clima o atmósfera de cordialidad, de amistad o incluso de fraternidad en algunos casos, aunque siempre teniendo en cuenta la delgada línea que ha de separar al cliente del animador.

El objetivo, entre otros que impone o subraya, ha de ser el contacto, ser la parte visible del personal; es al animador a quien acuden los clientes muchas veces a consultar o a explicar sus quejas o sugerencias. Por lo que muchas veces se convierte en ilusionista, formador, vendedor, malabarista, algo de médico, de psicólogo, de líder, de transformador de los estados de ánimo, algo de amigo, algo de… y bastante o mucho de mensajero de la felicidad.

Deben ser embajadores del ocio, apostar y dar ejemplo de la posibilidad real que existe de llevar una vida distinta, más saludable, más comunicativa, más interpersonal y multicultural.

Es una actividad turística que además de entretener, fomenta los valores de la amistad, el amor o el conocimiento hacia otras historias y culturas. La actividad es bien complicada, no se buscan resultados cuantitativos, sino cualificar a quien realice las actividades. Por ello, quizá más que la actividad en sí, interesan las técnicas de animación y trabajo grupal que utilicemos. Debemos recordar que no se trata de preparar actividades para clientes, sino con clientes.

Es en este campo donde un equipo de animación puede marcar la diferencia, donde aún se puede socializar a las personas, unir lazos de amistad, lograr la comunicación interpersonal y multicultural entre países y regiones y hacia donde puede encaminarse la animación del siglo XXI. Donde las redes son el medio social y de ocio, todavía quedamos un grupo de Héroes que entretenemos con tan solo una sonrisa.

Artículo publicado originalmente en LinkedIn.