Las cenizas de Orson Welles reposan en la finca que fue de Antonio Ordóñez cerca de Ronda (Málaga) donde fueron entregadas al torero por Beatrice Welles, hija de aquel, en la mañana del 7 de mayo de 1987, como colofón de una curiosa historia. Welles fue incinerado en Los Ángeles (California, Estados Unidos) y allí estuvieron sus cenizas hasta que vinieron a parar a España.
Unos meses antes leí en el New York Times que el genial director de Ciudadano Kane había expresado el deseo de que sus cenizas reposaran en España, país por el que sentía, nunca mejor dicho, gran afición.
Me puse en contacto con el director de la Oficina de Turismo en Los Ángeles, Álvaro Renedo, para pedirle que localizara a los herederos para ofrecerles una invitación a venir y depositar las cenizas en tierra española en el lugar que desearan. Mi invitación no era desinteresada, esperaba obtener una buena cobertura en los medios americanos.
La responsable era su hija Beatrice, que había pasado parte de su infancia en España y hablaba un buen castellano. Beatrice quería que los restos reposaran en Ronda, cerca de Antonio Ordóñez.
Estábamos en pleno trabajo de organización de las actividades que tendrían lugar el día señalado en el que cien de los mejores fotógrafos de prensa del mundo dejarían constancia de lo más interesante que tuviera lugar en la zona que le había sido asignada a cada uno de ellos, para realizar el segundo libro de la serie “A day in the life of…”, que estaría dedicado a España. El primero se había publicado con fotografías de Estados Unidos. Lo comenté con el director del proyecto y creador del mismo, Rick Smolan, uno de los más prestigiosos fotógrafos de prensa del momento, autor de varias fotos de portada en la revista Time, que inmediatamente vio la oportunidad y me indicó que enviaría un fotógrafo a Ronda.
Beatrice se mostró encantada con la idea y como era ella la que estaba en posesión de las cenizas de su padre le repetí el ofrecimiento. Efectivamente, se desplazó a Madrid con las cenizas. Fui a recogerla al aeropuerto. Al día siguiente Antonio Ordóñez, por iniciativa de la propia Beatrice, la esperaría en Ronda.
Fue un recuerdo a la amistad entre los dos genios.
Beatrice era una alta y elegante belleza de 32 años con una clase más europea que americana, a pesar de su aspecto de rubia hollywoodense. Es hija de la tercera mujer de Orson, la condesa italiana Paola Mori. Ahijada de Frank Sinatra, había debutado en el cine con nueve años en el Don Quijote de su padre y después en Campanadas a Medianoche, ambas rodadas en España. Ha tenido, y tiene, una importante carrera en televisión y moda. A pesar de tener hermanos mayores de los dos matrimonios previos de su padre, era la encargada de gestionar el “Orson Welles Estate”.
En la mañana del 7 de mayo de 1987 los cien fotógrafos empezaron la incansable tarea de captar a un país entero en el espacio de 24 horas. Se hicieron decenas de miles de fotos de las que luego se seleccionarían algo más de doscientas que serían las que finalmente aparecerían en el libro cuyo título de la edición española fue “Un dia en la vida de España”.
El fotógrafo al que le tocó el encargo de pasar ese día en Ronda fue el angelino David Hume Kennerly, premio Pulitzer 1972 por sus famosos reportajes de Vietnam y fotógrafo oficial de la Casa Blanca con Ford de presidente (1974-1977), que trabajaba entonces para la revista Time.
El comité que seleccionó las fotos escogió una de Ordóñez de paisano en medio de la plaza de toros de Ronda vacía que se publicó a doble página.
El libro en ambas ediciones, en inglés y en español vendió un total de 250.000 ejemplares, una tirada nunca vista para un libro de fotos.
*Ignacio Vasallo es director de Relaciones Internacionales de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET). Fundador y primer director general de Turespaña, dirigió los primeros planes de marketing del turismo español.