En Groenlandia solo hay dos estaciones, la de la luz y la de la obscuridad. La última, solo merece la pena visitarla para ver las auroras boreales, esos conciertos silenciosos, en los que de los grandes troncos verdes caen notas musicales de varios colores, para fascinación del visitante.
El conocido periodista y aventurero Jesús Calleja escogió la temporada de la luz para lanzar un llamamiento sobre el deshielo en Groenlandia y sus consecuencias, viajando a la Isla para rodar allí uno de sus programas semanales. Consiguió, además, que le acompañara Ana Botín. Esperemos que el programa tenga éxito.
El casquete de hielo en Groenlandia es el segundo más grande del mundo después del de la Antártida, con una profundidad de hasta tres kilómetros. El aceleramiento del proceso de deshielo, en los últimos años, es tan preocupante como la desforestación de la Amazonia.
Groenlandia es cinco veces mayor que España, pero dos terceras partes están cubiertas de hielo, es lo que se denomina inlandis o hielo interior, pero además la banquisa de hielo en el mar rodea la Isla grande y permite la comunicación con esquís, con las cientos de islas alrededor.
Auroras boreales en Groenlandia | Foto: Greenland Travel (CC BY 2.0)
El casquete de hielo es extremadamente rugoso. A simple vista parece imposible desplazarse por él. De hecho, hubo que esperar hasta finales del siglo XIX para que alguien lograra cruzarlo. Fue el científico y explorador noruego Frijtof Nansen quien lo logró, junto con su equipo, con esquís de travesía.
En Groenlandia casi no hay carreteras. Un 80% de los 60.000 habitantes viven en la costa suroeste, la que da a América, al Norte y al Sur de la capital Nuuk (Godthab, en danés), donde está localizado también el principal aeropuerto del país. Desde España se puede llegar con escala en Copenhague. Los viajes interiores se realizan en avión, helicóptero, barco o trineo con perros.
Los viajes turísticos tienen aquí su centro. La visita a cualquiera de los numerosos fiordos hasta la isla y el canal de Disko–Uummanak, a unos 700 kilómetros, nos ofrecerá numerosas oportunidades para contemplar escenas de belleza infinita, como el nacimiento de los icebergs que se desprenden de los glaciares, para emprender sus aventuras por los mares. Algunos son soberbios, especialmente cuando sabemos que solo el 10% está sobre la superficie. En los últimos años, como en cualquier parte, los cruceros ya han descubierto estos lugares, por lo que hay que esperar a que no haya ninguno cerca para el tradicional paseo en kayak, o al menos en barcos pequeños, para navegar entre montañas o colinas de hielo.
Groenlandia
En la parte continental de la zona de Disko, algunos esquiadores con recursos y capacidad pueden practicar su deporte de la forma más exclusiva y cara posible. Se alojan en un lujoso yate que pone a su disposición el helicóptero con el que son transportados, con su correspondiente guía, hasta las vecinas cumbres de algunas de las montañas más inaccesibles del mundo, desde donde descienden por nieve virgen para subir a otra. Al terminar la jornada, el helicóptero los traslada al yate. Parece que los ricos siempre han sabido vivir, pero para este deporte hace falta que también sepan esquiar.
Varios turoperadores y agencias especializadas ofrecen viajes de aventura desde España, incluyendo excursiones en esquís por la banquisa helada y subidas a alguno de los glaciares. Los más aventureros van incluso a la costa oriental, hasta donde llegan vuelos de Reikiavik, para excursiones con esquís, pero hay que llevar el equipamiento y, en algunos casos, el guía también lleva un rifle por si los osos polares.
Curiosamente, Groenlandia quiere decir Tierra Verde, así la denominó Erik el Rojo cuando apareció por allí en 986, se nota que durante la estación de la luz. Le llaman el Descubridor, pero ya hacía 2.000 años que vivían allí los esquimales o inuit. La mayor parte del año, de verde no tiene nada porque casi nada se cultiva. Todo hay que importarlo. La única producción importante son los camarones o gambas pequeñas, tan populares en los países nórdicos a donde los exportan.
Forman difusamente parte de Dinamarca (solo para asuntos financieros y de defensa), pero se fueron de la Unión Europea en 1985.
El intento de Trump de comprar la Isla iba en serio. Parece que no le bastaba tener la importante base militar de Thule y quería terminar con el mayor parque natural del mundo, el del Noreste, un espacio donde el hombre no ha puesto el pie.
La dieta es la conocida: los pescados crudos o desecados (se pueden ver en los pueblos colgando al aire libre) y la especialidad: la piel de foca o de ballena con su grasa. No está mal. Pero el plato nacional, el suuasat, es el propio de los países escasos de alimentos. Le ponen todo lo que tienen: carne de foca, de ballena, de reno, cebollas, patatas…
Exquisito cuando se encuentra es el cangrejo real, del que se comen sus enormes patas y bocas. Unos pobres corderos de nieve, además de los renos, son los únicos animales terrestres comestibles de los que disponen.
El amante de la aventura, el preocupado por el cambio climático y los que desean viajes únicos deben aprovechar para ir a Groenlandia, antes de que el hielo se derrita o de que Trump la compre y cobre un prohibitivo derecho de admisión.
