Se puede aprender mucho de Ethiopian Airlines. La aerolínea de bandera de uno de los países considerado de los más pobres del mundo resulta ser la más rentable de África, apostando siempre por la calidad y el servicio al Cliente.

Hablamos de la empresa que trajo los primeros jets a África en el año 1962. Hablamos de la primera compañía africana en volar los B767 en 1984 y los flamantes B777 en el año 2010. Fue la segunda línea área en todo el mundo, después de la japonesa JAL, en volar los 787. Hoy en día es la envidia de propios y extraños al volar los B737 Max.

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Hablamos de una empresa con 70 años, de aspecto joven y renovado. Ha conseguido desde Adís Abeba ser uno de los hubs más importantes del planeta, con un futuro envidiable. Su academia de vuelo cuenta con los equipos de entrenamiento más sofisticado del planeta, sus instructores están en la élite mundial y es donde aspiran a formarse pilotos de todo el continente africano y terceros países.

Hablamos de una empresa que en los años del racismo decadente que padeció el continente en la década de los 40 y 50, volaba con pilotos y personal de cabina de raza negra.

Ethiopian Airlines es para mí sin lugar a dudas el mejor embajador de la nación etíope, y un gran ejemplo moral y empresarial de África para el mundo.