Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) y del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), ha elegido pasar sus vacaciones en El Hierro y, con sus publicaciones en redes sociales ensalzando las bondades del destino, se está convirtiendo en el mejor embajador turístico de la “isla del Meridiano”.

El único representante español en la ejecutiva de la patronal europea de hostelería HOTREC ha compartido con Tourinews sus impresiones sobre el destino canario:

Conozco El Hierro desde hace más de treinta años. Desde que la pisé por primera vez, parece que el tiempo se ha detenido. Todo sigue igual de cuidado, maravillosamente conservado, un ejemplo de buen gusto, amor por el paisaje y su exuberante e indomable naturaleza. Los protagonistas son sus habitantes, amables, hospitalarios, deseando compartir su sabiduría y tradiciones.

Una isla pequeña en tamaño, pero inmensa en riquezas que hay que saber descubrir, como su gastronomía singular, sus charcos marinos de aguas turquesas, sus sabinas retorcidas por el viento cinceladas en formas singulares… Los miradores, el valle de Frontera, el mar de las Calmas, bañarse en La Maceta, ver la caída de la tarde en el faro de Orchilla —donde estuvo muchos años marcado el meridiano cero—, comer unos camarones únicos en La Restinga con ese vino tan especial y único cultivado en la lava. ¡Qué gran aportación ha hecho la premiada y elogiada serie de TV Hierro y sus responsables, apreciando y compartiendo la singularidad de sus paisajes, sus gentes y sus secretos!

Me alojé por primera vez en el Parador, dando gracias al cielo por haber inspirado a sus autores a construir algo tan bello y especial al final de una carretera interminable que parece llegar a ninguna parte. Menos mal que la ley de costas no estaba vigente como la que ahora sufrimos, y reflexioné que al igual que Dubrovnik, se han hecho maravillas al borde del mar.

Y el final, poder sentir la obra del mejor arquitecto y genio que nos ha dado Canarias al mundo, el genial Cesar Manrique que, con su mirador de la Peña integrado de manera soberbia en el paisaje, nos permite ver los Roques de Salmor y la inmensidad del océano azul de una manera tan especial que se convierte en inolvidable. En definitiva, la isla menos conocida, pero exponente de la excelencia del verdadero turismo sostenible, donde nadie es un extraño y se respira paz. Un lugar único que hay que conocer.

PUEDE VER AQUÍ ALGUNAS DE SUS FOTOGRAFÍAS: